Soy reaccionario
Esteban Lijalad
Soy reaccionario. Al fin me di cuenta. Reacciono a muchas cosas. Reacciono al exceso de retórica referida a Patria, Pueblo, Distribución de la Riqueza y Solidaridad. Me parece que encubre algo agazapado y siniestro, algo que puede acabar en un GULAG o en algo más leve pero persistente como un falangismo, un Líder que nos salvará del Imperio o un Partido omnisciente.
Soy reaccionario, también, a cierta antitética antidoctrina, aquella que dice que no hay valores universales y que esta tan mal poner amonestaciones en el secundario como hacer ablación del clítoris en Sudán, o que está tan bien la libertad como la tiranía, depende, viste?
Soy profundamente reaccionario a las ideas de, por ejemplo, el Padre Boff, castrista y ecologista brasileño, que propone dejar de producir, negarse al consumo y solo nutrirse con algo de arroz y taparse con alguna tela. Si los emprendedores del siglo 13, los que rompieron el monopolio del poder del Obispo y el Señor, hubieran seguido a este Guru, aun moriríamos a los 40 años, como en la Edad Media.
Soy muy reaccionario, también, en lo que se refiere a la familia. Creo que es bueno tener papá y mamá y hermanos, que aun no se descubrió nada mejor para hominizar a un niño, transformarlo en persona. Papá-Papá, Mamá-Mamá, Papá-Mamá-Mamá, Familia comunitaria, Guarderías estatales o del Kibbutz: todos esos inventos han fracasado. Ponen contentos a sus creadores pero engendran gente incompleta o con serios problemas de identidad. ´
No hablemos de Arte. Me gusta Picasso, pero más me emociona la bella sonrisa de la Chica de la Perla, de Vermeer (la hermosa niña que encabeza este artículo). Un atraso, realmente. Amo la creatividad en música y plástica, cine o literatura, pero me tienen que contar una historia, tienen que servirme para acceder a un nuevo conocimiento, a una experiencia significativa. Tal como esas aventuras que uno leía de chico: te llenaban el alma de sentimientos y de ideas. Un arte para solaz del autista-artista- audaz no me interesa. No me interesa gente tan soberbia que no sienta necesidad de comunicarse con otros.
Soy entonces un reaccionario.
Creo que en los dos últimos siglos se ha decretado el fin de la Regla, se ha premiado la osadía y la audacia en nombre de la Libertad. Pero la Libertad es nada sin sistema, sin entorno, sin normas, sin límites, sin autoridad, sin moral, sin escrúpulos. Se transforma en juego caprichoso que se consume a sí mismo.
Soy reaccionario, porque aun creo que el individuo es único y que está por encima de la clase, la nación, el movimiento, el destino nacional, la soberanía.
Creo que solo individuos libres crean felicidad, que el Estado es una coartada que lleva siempre a la Dictadura y que es una excepción que debería ser rigurosamente vigilada para que cumpla algunas funciones básicas, pero sin arrogarse el derecho de encarnar destinos para los que nunca nadie le dio autoridad. Mejor que el Estado sea como un administrador de consorcio: un empleado necesario pero no imprescindible, propenso a la coima y por eso vigilado de cerca por los consorcistas.
En fin, que creo que no tengo cura: soy y seguiré siendo un reaccionario.
Soy reaccionario. Al fin me di cuenta. Reacciono a muchas cosas. Reacciono al exceso de retórica referida a Patria, Pueblo, Distribución de la Riqueza y Solidaridad. Me parece que encubre algo agazapado y siniestro, algo que puede acabar en un GULAG o en algo más leve pero persistente como un falangismo, un Líder que nos salvará del Imperio o un Partido omnisciente.
Soy reaccionario, también, a cierta antitética antidoctrina, aquella que dice que no hay valores universales y que esta tan mal poner amonestaciones en el secundario como hacer ablación del clítoris en Sudán, o que está tan bien la libertad como la tiranía, depende, viste?
Soy profundamente reaccionario a las ideas de, por ejemplo, el Padre Boff, castrista y ecologista brasileño, que propone dejar de producir, negarse al consumo y solo nutrirse con algo de arroz y taparse con alguna tela. Si los emprendedores del siglo 13, los que rompieron el monopolio del poder del Obispo y el Señor, hubieran seguido a este Guru, aun moriríamos a los 40 años, como en la Edad Media.
Soy muy reaccionario, también, en lo que se refiere a la familia. Creo que es bueno tener papá y mamá y hermanos, que aun no se descubrió nada mejor para hominizar a un niño, transformarlo en persona. Papá-Papá, Mamá-Mamá, Papá-Mamá-Mamá, Familia comunitaria, Guarderías estatales o del Kibbutz: todos esos inventos han fracasado. Ponen contentos a sus creadores pero engendran gente incompleta o con serios problemas de identidad. ´
No hablemos de Arte. Me gusta Picasso, pero más me emociona la bella sonrisa de la Chica de la Perla, de Vermeer (la hermosa niña que encabeza este artículo). Un atraso, realmente. Amo la creatividad en música y plástica, cine o literatura, pero me tienen que contar una historia, tienen que servirme para acceder a un nuevo conocimiento, a una experiencia significativa. Tal como esas aventuras que uno leía de chico: te llenaban el alma de sentimientos y de ideas. Un arte para solaz del autista-artista- audaz no me interesa. No me interesa gente tan soberbia que no sienta necesidad de comunicarse con otros.
Soy entonces un reaccionario.
Creo que en los dos últimos siglos se ha decretado el fin de la Regla, se ha premiado la osadía y la audacia en nombre de la Libertad. Pero la Libertad es nada sin sistema, sin entorno, sin normas, sin límites, sin autoridad, sin moral, sin escrúpulos. Se transforma en juego caprichoso que se consume a sí mismo.
Soy reaccionario, porque aun creo que el individuo es único y que está por encima de la clase, la nación, el movimiento, el destino nacional, la soberanía.
Creo que solo individuos libres crean felicidad, que el Estado es una coartada que lleva siempre a la Dictadura y que es una excepción que debería ser rigurosamente vigilada para que cumpla algunas funciones básicas, pero sin arrogarse el derecho de encarnar destinos para los que nunca nadie le dio autoridad. Mejor que el Estado sea como un administrador de consorcio: un empleado necesario pero no imprescindible, propenso a la coima y por eso vigilado de cerca por los consorcistas.
En fin, que creo que no tengo cura: soy y seguiré siendo un reaccionario.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario