LAS EXACCIONES AL CAMPO - FEDERALISMO Y VALOR AGREGADO


por Ernesto Poblet


Una injusta exacción de 5.400 millones de dólares se aplica sobre el valor bruto de la producción del campo. Sobre esas cifras los agricultores también deben adicionar el resto de la pesada presión tributaria de nación, provincias y municipios. El Estado se “asoció” por medio de una cuestionable resolución ministerial -disponiendo de retenciones- sin arriesgar ni invertir y para nada apoyar en las pérdidas y costos de la explotación. La sequía constituye una causal de fuerza mayor que al menos debería eximir de sus cargas tributarias a los expoliados trabajadores del campo, despectivamente travestidos por Kirchner en “representantes de las patronales rurales...”. Se trata del mismo sector productivo que en los últimos cinco años aportó divisas a la comunidad nacional por más de 120.000 millones de dólares.

El Congreso de la Nación sigue siendo el mejor escenario para dar una nueva batalla del campo contra el autoritarismo manifestado por los Kirchner al disponer los montos de las cuestionadas retenciones en una arbitraria e irritante repartija teóricamente entre nación, provincias y municipios -por un lado- y decidió el adelantamiento antojadizo -sin fundamentos serios- de casi ocho meses de la fecha legal de las elecciones. Pero el Poder Judicial debería ser el órgano adecuado para plantear el amparo necesario para el cese de la sangría permanente de fondos en medio de los daños emergentes del fenómeno de la extraordinaria sequía. Los jueces tienen las potestades suficientes y de aplicación inmediata para paralizar los efectos que desesperan a los trabajadores del agro, víctimas dramáticas del fenómeno imprevisible e inevitable de la carencia vital de agua en los meses del crítico verano transcurrido. Si bien existe un resignado pesimismo en la recurrencia a la justicia por las presiones del Consejo de la Magistratura contra todo juez que se pronuncie a favor de los demandantes contra el actual gobierno, no es menos cierto que esta anómala situación es transitoria y presta a resolverse por medio de los cambios políticos que se avecinan entre el corto y mediano plazo. Prueba de ello es la maniobra desesperada del adelantamiento de los comicios de octubre.


LAS ESTRATAGEMAS DEL MATRIMONIO

No ha pasado mucho tiempo del show de promesas formuladas por la presidente Cristina ofreciendo el monto de las retenciones hacia la construcción de hospitales, escuelas y viviendas. Con su particular estilo de gobernar diariamente desde los micrófonos en actos populares con presencia de público adicto -incluidos gobernadores, legisladores y sindicalistas- anunció su prodigalidad sin realizar ni el mínimo acto jurídico o prospecto de ejecución de estas obras públicas que al menos algunas veces llegaron hasta la etapa de la piedra inaugural.

Los gobernadores e intendentes han recibido fondos de acuerdo a los humores de la pareja presidencial o a los “méritos” evaluados a través del transcurso del tiempo y la obsecuencia sustentable. Son conscientes de las probables actitudes a asumir por los Kirchner imputando las nuevas partidas esperadas -del reciente 30%- a entregas anteriores de ATN o los demás recovecos administrativos que permiten escabullir la plata a través del cablerío enmarañado de la red de subsidios. La falta institucional de controles, los superpoderes y el temor a las reacciones iracundas de Néstor o hieráticas de la presidenta, atormentan a los mandatarios locales, los alcaldes o los periodistas incursos en las falacias uniformadas.

La circunstancia apuntada se agrava. Los gobernadores e intendentes del interior saben a ciencia cierta que los intereses electorales de Kirchner se concentran sobre el conurbano bonaerense. Tiemblan al solo pensar que el 100 % de lo prometido en los últimos espectáculos de los jardines de Olivos sólo irá a parar a las arcas de los barones y punteros del Gran Buenos Aires. Sería bueno que los afectados kirchneristas del interior -incluyendo al gobernador de la provincia de Buenos Aires- tomen conciencia acerca de sus propias responsabilidades al incidir sobre sus diputados y senadores para votar y respaldar la suma del poder público que prohíbe terminantemente el artículo 29 de la Constitución Nacional. Por algo sagrado existe esa norma.

También deberían asumir los mandatarios y representantes políticos de una buena vez la claridad del fenómeno federal sustentado por Alberdi, las constituciones de los Estados Unidos y la República “Federativa” del Brasil entre otras. Las riquezas que elaboran y facturan los productores, profesionales, industriales y demás trabajadores del agro son mejor distribuidas por ellos mismos -mediante reinversiones, ahorros anticíclicos, gastos emergentes, equipamiento, laboratorios, empleos, tributos, etc.- y no por los políticos del gobierno central y la trenza burocrática que todo lo deglute sin demostrar adonde va a parar lo que produce el interior arriesgado, creativo, triunfador y entusiasta que ya grita “basta...”. Las economías provinciales autónomas y desarrolladas no necesitan proveerse de escuelas, hospitales, viviendas, rutas, puertos y toda infraestructura pública a través de dádivas demagógicas del pulpógeno poder central. Viajen a Canadá e investiguen si alguna vez salió un cheque de Ottawa para una obra o cualquier otro gasto hacia los estados autónomos o ciudades como Montreal, Toronto, Calgari, Vancouver, Edmonton, etc. Preguntaría porqué nuestros "nacionalistas de opereta" proclaman la "federación o muerte" y quieren nacionalizar hasta el bife de chorizo, el dulce de leche, la yerba mate y si fuera por ellos traerían de nuevo el IAPI para hacerle compañía a paquidermos complicados como el PAMI, ONCAA, ENARSA, ANSES y demás aberraciones asombrosamente llamadas "federales".

Otro acto de gobierno ostensiblemente antifederal lo protagonizó la presidenta pasando inadvertido por la costumbre de admitir las transgresiones disparadas a granel. Después de anunciar el sorpresivo regalo que prodigaba a las “felices” provincias les advertía con su mejor audacia de mando algo así como: ¡ojo, cuidadito eh, esta plata del 30% se las damos para hacer obras públicas y nada más...! Algunos mal pensados observan que el saber jurídico de la mandataria luce algo retaceado...

Merecería el matrimonio presidencial hacer un curso acelerado en cualquier ciudad agropecuaria para aprender lo que es el indubitable “valor agregado” en esta era de la inteligencia y la informática y adornar correctamente sus discursos con un ponderado conocimiento de causa. El grano de trigo pelado y la carne enfriada decimonómica le dio desarrollo genuino y vital a esa gloriosa, admirada nación del centenario. La soja transgénica, el adelanto científico, las investigaciones, la tecnología avanzada, la superación de la aftosa, las computadoras, las inversiones de capital que nos esperan después de superados los obstáculos del kirchnerismo llevarán a la Argentina a ocupar su lugar en el mundo con el auténtico e inmenso valor agregado que conlleva la tecnología moderna y que el campo, calladito, supo asumir en menos de una década sin el abrazo de oso del estado nacional. Sólo nos falta recuperar -además del federalismo- la dichosa libertad de mercado inmersa en los principios que preconizan el poema de don Vicente López y Planes y el preámbulo de los padres fundadores de 1853 cuando nos demandan “asegurar los beneficios de la libertad...”.

El autor es abogado, historiador y profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Buenos Aires.
epoblet@fibertel.com.ar

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