Aportes para el blog de Armando Ribas



Era una mano de nieve
Que tenía la apriencia de un lirio desmayado
Y el palpitar de un ave en agonía
Y sucedió que un día
Aquella mano suave
De palidez de lirio
De languidés de sirio
Y de palpitar de ave.
Se acercó tanto
A la prisión del beso
Que ya no pudo más el pobre preso
Y se escapó
Mas con voluble giro
Huyó la mano hacia el confín lejano
Y el beso que volaba tras la mano
Rompiendo el aire se tornó en suspiro.

Luis Gonzaga Urbina Madrigal

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