Privatizar…


Elena Valero Naráez


“Sin el derecho a la propiedad no es posible ningún otro derecho. Los hombres tienen que sostener su vida con su propio esfuerzo, pero si carecen del derecho al fruto de ese esfuerzo se les priva también de los medios para sostener su vida. El hombre que produce para que otros dispongan de su producto es un esclavo” (Ayn Rand)

Las declaraciones de Mauricio Macri sobre la necesidad de privatizar las empresas que Kirchner sacó de la actividad privada causaron revuelo aún dentro de su partido. Prueba de ello fueron las declaraciones en contrario del candidato a legislador por la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez, quien intentó atenuar el impacto que podían tener sobre los amplios sectores que aún defienden a la empresa estatal.
Presumo que el consejo de poner paños fríos a las declaraciones de Macri, surgió de los jefes de campaña. Éstos auscultan la opinión pública con el objetivo de beneficiar la imagen de los candidatos.
Tal vez, si nos atenemos a lo que puede ser mejor políticamente, las declaraciones deberían haber sido menos enfáticas por parte de Macri pues se pretendía atraer los votos de los sectores mal llamados “progresistas”. Estos adhieren a que el gobierno controle la economía.
Pero, la definición del jefe de Gobierno de la Ciudad, con respecto al rol del Estado es correcta, no hay duda: la experiencia demuestra que tiene razón cuando dice que hay que privatizar y dar marcha atrás con la política estatista de los Kirchner.
En nuestro país desde que en 1946 se comenzó a cambiar el orden constitucional liberal que emergió con la Constitución de 1853-60, ferrocarriles, teléfonos, gas, petróleo, servicios eléctricos, comercio exterior y muchas otras empresas y actividades privadas fueron absorbidos por el estado.
No solamente los peronistas continuaron con la política intervencionista y estatista, fue abrazada por gobiernos radicales y militares, salvo durante las presidencias del Dr. Frondizi y del Dr. Menem.
Los Kirchner demonizaron las privatizaciones y regresaron a la vieja política estatista e intervencionista. Las empresas que no fueron estatizadas son atormentadas con controles de precios, regulaciones a las exportaciones e importaciones y otras medidas que entorpecen el libre mercado.
Sólo algunas empresas son privilegiadas y mantenidas por el gobierno con subsidios y privilegios aunque no sean productivas: las pérdidas económicas las paga la población en general.
Algunos empresarios reniegan de la competencia y piden restricciones a la importación para poder vender a precios más altos aunque perjudiquen a otros sectores que no pueden acceder a los “favores” del gobierno.

Macri es partidario de privatizar, regresar la producción de bienes y servicios al sector privado para disminuir la participación del gobierno en la economía. Es una decisión saludable.
La empresa estatal sale maltrecha ante la comparación con la empresa privada: las decisiones no se rigen por criterios económicos ni se adaptan al mercado sino a necesidades políticas que van a contramano de los objetivos económicos.
El gobierno debe aumentar los impuestos para costear la ineficiencia propia de la actividad estatal donde se desestima el control de costos y la competencia que permite bajar los precios de los bienes y servicios.
No interesa la innovación y la creatividad pues no hay incentivo para que se desarrollen. Se olvida que en la sociedad moderna el capital básico es la alta tecnología, en ello reside el aumento rápido de la productividad.
En nuestro país la política ha vuelto a invadir lo económico: se debilita la iniciativa individual, poco a poco se está sometiendo a la propiedad privada y por ello la producción en general.
Sin embargo, las recientes encuestas muestran que son muchos los que siguen aferrados a ideas estatistas, reforzadas por una prédica despiadada en contra de las privatizaciones a la que se han dedicado Néstor y Cristina Kirchner desde que llegaron al poder.
La Justicia, no garantizó la propiedad privada ni sus logros, de la violencia, la coacción y la arbitrariedad del poder político. Tampoco los principios del gobierno limitado.
La experiencia histórica ha demostrado, con creces, que el aumento de las actividades del Estado es peligroso y perjudicial, en muchos casos, tanto en lo político como en lo económico.
A partir del 28 de junio el Congreso tendrá un rol protagónico. Veremos si hará posible un cambio que nos encamine hacia el desarrollo político y económico que todos deseamos.
Depende de cual haya sido nuestro voto.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Definiciones…


Elena Valero Naráez


J.A. Schumpeter, para explicar como el proceso capitalista eleva progresivamente el nivel de vida de las masas, no por mera casualidad sino en virtud de su propio mecanismo, daba como ejemplo la producción barata y masiva de los productos agrícolas. Fue resultado de la extraordinaria acumulación y concentración de riqueza que provocó el sistema capitalista. Permitió contar con ferrocarriles, transportes marítimos, maquinaria agrícola y fertilizantes y así se pudo combatir el hambre de millones de personas.

Son muchos en nuestro país los que desprecian las ganancias de la empresa capitalista. Prueba de ello son las reiteradas críticas al afán de lucro de las empresas privadas y a la postura de que el Estado debe decidir cual es el tope. Nuestra presidente dijo, con orgullo, que el gobierno se esta haciendo cargo de velar por la actividad económica y el trabajo de los argentinos, alabó el rol intervencionista del Estado. Y no solo adjetiva, sino que ha mostrado su preferencia, estatizando varias empresas e interfiriendo constantemente en el mercado.

El próximo 28 de junio vamos a votar para elegir nuevos legisladores. Hasta ahora tuvimos una campaña chata, con políticos en su mayoría vacilantes cuando se les preguntaba por ideas y proyectos pero, pasionales, a la hora de descalificar a los adversarios.
Con los medios que le da el Estado al marido de la presidente, Néstor Kirchner, se instrumentaron toda clases de estrategias, incluidas algunas de bajo nivel, como la de tratar de involucrar al candidato del Pro, Francisco de Narváez, con narcotraficantes, justo en plena campaña, con el objeto de destruir el posible empate que daban las encuestas a ambos contendientes.

Pero, en estos días, ha dado un vuelco la aburrida y sucia campaña electoral: Se han delineado perfectamente dos estrategias de gobierno y sumamente diferenciadas una de otra. Por fin Mauricio Macri, líder del PRO, se ha vuelto a poner los pantalones largos: criticó, abiertamente, las políticas de estatizaciones. Con ello ha cambiado el eje del debate.
Si bien continúan las denostaciones entre los candidatos, ahora se podrá votar con la seguridad de que sabremos cuál será el rumbo de las diferentes fuerzas opositoras. Y esto será clave en la elección presidencial del 2011.

Macri aseguró que si llegaba a la presidencia, privatizaría Aerolíneas, la empresa de agua estatal, AYSA, y por supuesto, las jubilaciones. Expresó en voz alta “La plata de los jubilados no se la podemos dar a los amigos del gobierno nacional” y lo que esperábamos muchos argentinos: “hay que definir cuál será el rol del estado en la economía nacional”.

La sociedad argentina esta dividida en este aspecto crucial para el futuro económico de la República.

Escuché decir por radio al periodista Luis Majul - muchos formadores de opinión piensan así- que el Estado tenía que intervenir y controlar a las empresas privadas. Es la postura de la presidente quien aseguró, desde la localidad de Zarate: “Hay quienes quieren volver al pasado y andan diciendo que quieren reprivatizar Aerolíneas Argentinas y que les volverían a dar las jubilaciones al sector privado. Sueñan con el viejo modelo de los años 90, cuando tenían mucha rentabilidad y ganancias mientras los argentinos se quedaban sin posibilidad de trabajo.”

La presidente reniega de la riqueza creada por empresas capitalistas y por otro lado aprovecha mediante impuestos confiscatorios el esfuerzo de los empresarios privados exitosos. Son los que lograron atraer las preferencias de los consumidores con empresas surgidas en la década que desprecia, por iniciativa propia y sin la tutela del gobierno.

Se ha olvidado de los resultados que ofrecieron hasta el fin de la década del 80, una economía monopólica, donde la base fueron las empresas del estado. Como antes, con su política, las actuales empresas estatizadas disminuirán su eficiencia, no respetarán al consumidor y por eso disminuirá la producción y la productividad necesarias para reducir la desocupación y la pobreza.
La burocratización, parte ineludible de las empresas del estado, promueve la corrupción y el abandono de la búsqueda de la eficiencia. Los empleados pierden el interés por el esfuerzo y el trabajo, la buena atención disminuye como también, la calidad de los productos.

Por otro lado, todos los que adhieren a una economía planificada desde el estado, no dicen que, cuando fracasan, perjudican sobre todo a la gente de menores recursos. Los funcionarios no arriesgan como el empresario privado su propio patrimonio.

Macri y los que prefieren la actividad privada apuestan a la competencia, a la creatividad y a la inversión. Es lo que hace todo empresario cuando decide crear nuevos bienes o servicios. Lo único que pide, a cambio de asumir el riesgo que provoca invertir antes de lograr el beneficio, es el respeto a las normas o sea, un marco institucional estable. Sin esta condición esencial, no se logra atraer inversores.

Para mejorar la calidad de vida de la gente que esta en la indigencia o sin trabajo, como dice tener por objetivo la presidente y también los lideres opositores, no tienen más que crear las condiciones para que se desarrollen las empresas privadas. Se le debe dar al consumidor la posibilidad de comparar productos y servicios, precio y calidad.

Quien llegue al Congreso y a la presidencia de la República tedrá que enmendar los errores kirchneristas: privatizar todas las empresas que transfirieron al Estado. El peor peligro para nuestro país, es pretender que los burócratas nos salven. Se les da dinero ajeno a grupos empresarios en vez de simplificar y cambiar las normas que impiden el normal desempeño del mercado.
Ya se ha demostrado que no se logra prosperidad económica cunando el Estado abandona su papel: ayudar al sector privado con reglas claras.

El sistema capitalista implica producción masiva, mercados en expansión y supone innovación y acumulación incesante de capitales. Precisa de una justicia independiente que respete la autonomía y libertad de las personas.

Dos opciones se están definiendo en la Argentina. Una es la que defiende Cristina y Néstor Kirchner: un gobierno que intervenga en los mercados favoreciendo intereses personales, corporaciones y grupos de presión, que avance sobre la sociedad civil afectando los derechos individuales, en definitiva que aumente la autoridad del estado.

La segunda opción es la que definió Macri y es aceptada por otros líderes de la oposición que está en contra de posturas nacionalistas, proteccionistas en lo económico y cultural, estatistas, en general. Promueven apoyo institucional para impulsar el aumento de la productividad y el éxito con el modelo de los países capitalistas avanzados, única manera de elevar la calidad de vida de los ciudadanos.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Tenemos que optar…


Elena Valero Naráez


La vida no es fácil, las personas tenemos que elegir constantemente entre diferentes opciones. Optar, implica ganar cosas que anhelamos y perder las que dejamos en el camino. Decidir significa ser persona, no tener una vida como la de las abejas que están determinadas a hacer siempre lo mismo.
En la sociedad moderna o sociedad del conocimiento, tenemos grados de independencia enormes para poder hacerlo y muchas más alternativas que en las sociedades pasadas para, entre aciertos y errores, construir nuestra propia vida.
El sistema social produce cambios permanentemente, situaciones críticas. Eso nos produce angustia, es difícil aceptar el cambio, lo desconocido. Preferimos, por lo general, quedarnos como estamos, aunque sea imprescindible el cambio, en busca de seguridad y estabilidad.
Como somos falibles, muchas veces nos equivocamos en nuestras elecciones hasta el punto de provocar fenómenos sociales muy difíciles de dominar: en Alemania votaron a Hitler. Ese país sufrió una tragedia por la decisión de la gente. El siglo XX fue el siglo de los totalitarismos nacionalistas y socialistas.
Muchos intelectuales se mantuvieron comunistas aún conociendo que era un gobierno despótico, con campos de concentración y con anhelos expansionistas. El sociólogo e historiador Raymond Aron, discutía con intelectuales de la talla e influencia de Sartre, tratando de explicar que la URSS se había convertido en un régimen totalitario, no por el dictador Stalin sino porque desde los comienzos de la revolución comunista, las concepciones marxistas la llevaban hacia el despotismo más vil.
Como Sartre, muchos intelectuales condenaban el fascismo pero no podían ser anticomunistas. Consideraban que se era moralmente culpable si se aceptaba esa posición. Era tan fuerte la ideología que pasaban por alto los campos de concentración y trabajos forzados tan bien descriptos, en “El Archipiélago de Gulag”, por Alexander Solyenitzin, aunque sabían de su existencia. Creían que eran uno de los precios que se debía pagar por un futuro mejor: salir de la sociedad de clases y del capitalismo.
Las consecuencias sociales y psicológicas de esas ideas las vimos mucho después de su aparición, cuando ya habían hecho estragos en varios países.
Sin embargo, en America Latina, algunos gobernantes siguen creyendo que los totalitarismos no son execrables e intentan imponerlos aún cuando la realidad indica que la sociedad ha probado la miel de la libertad y que será muy difícil imponerlos nuevamente. Parece que la experiencia histórica no los ha hecho más sabios.
Los problemas importantes de cualquier país afectan a la sociedad mundial en su conjunto. No podemos cerrarnos al mundo, quienes perturban la libertad política o económica terminan afectando en mayor o en menor medida la calidad de vida de la gente porque la sociedad necesita para subsistir de todo tipo de intercambios.
Las ideas marxistoides, las nacional-socialistas, las fascistas y sus variantes, provocaron regimenes totalitarios o autoritarios, la pérdida de la libertad -como actualmente en Cuba o Corea del Norte- y con ello, un atraso cultural espantoso: se liquidó la cultura en general. Todo se convierte en elemento de propaganda del régimen. Es así como emigran, mientras están a tiempo, científicos, artistas, a países democráticos como lo hacen también los capitales, sin los cuales es imposible generar riqueza.
Los gobiernos que sobredimensionan al Estado y mantienen empresas ligadas al poder autoritariamente por medio de favores que lastiman la competencia y la propiedad privada, empobrecen y embrutecen. Eso es lo que muestra la Historia.
Repasar hacia donde llevan ideas que no se corresponden con la realidad y se convierten por lo atractivas en religiones seculares, es un buen ejercicio para considerar antes de las elecciones legislativas que nuestro país ya tiene en puerta. Además no falta mucho para llegar al 2011, año de elecciones presidenciales.
Aunque pretendemos votar con la idea de influir en las políticas que defenderán los candidatos cuando lleguen al gobierno, en realidad, hemos escuchado más declaraciones que ideas y propuestas.
Kirchner sigue defendiendo su modelo dirigista, estatista y corporativista, por lo que buena parte del electorado deduce que seguirá ofreciendo propuestas tan absurdas como las que ha llevado a cabo hasta ahora. Esto hace que sea preferible elegir diputados opositores al azar antes de votar a semejante candidato. Pero, ello tiene también sus riesgos porque, aunque todos quieran volver a reconstruir La República, si las ideas kirchneristas de intervención en los mercados las sigue haciendo suyas la oposición, seguiremos caminando hacia atrás y en chancletas, con lo difícil que eso resulta.
Muy pocos diputados y senadores se alteraron cuando las jubilaciones pasaron al régimen estatal. En el Congreso varios legisladores defendieron la estatización del futuro de los jubilados. Pocos salimos a la calle a manifestarnos en contra de esa medida.
No debemos apoyar a quienes en nombre de la autarquía pretenden alejarnos de un mundo que tiende, por medio de los intercambios necesarios para la subsistencia de todos los habitantes del planeta, a ser uno, extendiendo un clima democrático y por eso pacífico, para tratar los problemas que atañen a todos.
Los Chávez, los Kirchner, los Morales, en general todos los gobiernos que sueñan con fortalecer desmedidamente al estado en detrimento de la sociedad civil, provocan al transgredir leyes sociológicas y económicas, como en los totalitarismos del siglo XX y en las dictaduras que aún perduran, un retroceso político, económico y cultural enorme.
Los partidos que se están gestando en nuestro país aunque sin llegar a los extremos que menciono, si se deleitan con políticas intervencionistas, inducen, aunque en menor medida, a la parálisis de sectores productivos, entorpeciendo el proceso de acumulación y concentración de capital que necesita con urgencia, para crecer, la economía argentina.
Debemos revisar cuáles son las ideas de quienes intentan obtener nuestros votos para saber si se apartan de la tradición liberal que sentó las bases del estado nacional, allá por 1853, y nos permitió convertirnos en un país próspero. Los candidatos, a su vez, deben exponer, claramente, qué ideas y proyectos impulsarán cuando se conviertan en nuestros representantes. Necesitamos que demuestren qué son fiables y responsables.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Charla de Milton Friedman, máximo exponente contemporaneo del liberalismo (D.E.P.)

11: Libertad+Ideas+Instituciones+Dinero=Revolución Industrial


Ing Roberto Cook

La evolución y los cambios en la vida del hombre nunca se detienen y, cuando son significativos y se registran en un lapso relativamente corto de tiempo, la evolución se suele llamar revolución.
Así la revolución agrícola significó que hace unos cien siglos, el hombre abandonara sus hábitos de cazador nómada para fijar en forma estable su lugar de vida en un terreno fértil con alimentos y agua dulce, formando pueblos y ciudades; esto permitió el desarrollo de la escritura y con ella, la transmisión y acumulación de conocimientos y habilidades a lo largo de generaciones lo que, a su vez, produjo la revolución científica de los siglos XVI y XVII.
Ahora nos ocuparemos de la llamada Revolución Industrial que fue la transformación post-imprenta más notable que experimentó nuestra sociedad; que se iniciará en Gran Bretaña en la segunda mitad del siglo XVIII (1), y se desarrolla con mayor intensidad en el siglo XIX que es cuando recibe este nombre, dando culminación al proceso de organización y crecimiento social y tecnológico que Occidente había iniciado dos siglos antes.
Por todo lo anterior parece adecuado describir los hechos previos y circunstancias locales que condujeron a este proceso, para lo que sigue una apretada síntesis de acontecimientos.

El sistema jurisprudencial del Common Law, heredado de los romanos antes de la codificación de Justiniano del año 534, ayudó a mantener en Inglaterra una justicia tan buena como fue posible y generó un forta-lecimiento de derechos individuales y de propiedad más fuerte que los derechos de los monarcas (bill of wrights 1215, revolución gloriosa 1688). El pensamiento científico y filosófico generó además, nuevas posibili-dades de mejoras en la calidad de vida de los habitantes.
Inglaterra era ya (desde 1588) la primera potencia naval del mundo, y eso le daba gran poder comercial y político en el concierto de las naciones lo que le permitió establecer centros comerciales en los principales puertos del mundo. Holanda les compraba un tercio de todas sus exportaciones.
En 1601 la reina Elizabeth (1533-1603) anula todas las concesiones de monopolio (favorece la competencia) y en 1623 el Parlamento da la ley de patentes.
En 1660 se funda en Londres la Royal Society for the Improvement of Natural Knowledge; en 1738 la Philosophical Society of Edinburgh (luego Royal Society of Edinburgh) y en 1785 la Royal Irish Academy.
En 1675 Carlos II (1630-85) designa primer astrónomo real a John Flamsteed (1646-1719) quien funda el Real Observatorio de Greenwich. Tal vez pueda encontrarse por aquí, el inicio de la intelectualidad secular.

(1) Como veremos, el dominio marítimo y la madurez institucional y comercial que se venían gestando en Inglaterra desde un par de siglos anteriores, prepararon el terreno para esta eclosión. Buena descripción de este período puede encontrarse en Industria e Imperio, de Eric Hobsbawm, Ed Ariel, 1982.

En 1688 se produce la Revolución Inglesa (La Gloriosa dirá luego Edmund Burke) asumiendo el poder Guillermo III de Orange y su esposa Mary II (hija protestante del pro-católico rey depuesto James II). Su médico John Locke, publica entonces sus "Dos Tratados Sobre el Gobierno Civil" poniendo en claro las relaciones entre gobernantes y gobernados. A partir de este momento van cesando en Inglaterra las restricciones feudales y reales que seguirán vigentes en el continente hasta el siglo XIX. En 1694 se funda el Banco de Inglaterra para atender las finanzas del gobierno.
Ya en el siglo XVIII Jethro Tull (1674-1741) presenta en 1701 su sembradora tirada por caballos dando un paso hacia la mecanización del agro y en 1703 Isaac Newton (1642-1727), el mayor artífice de la revolución científica, es designado presidente de la Royal Society.
Este estado de cosas, más la rica herencia intelectual de libertad y tolerancia y de gran respeto por los derechos de propiedad, transferidos desde Holanda principalmente a Escocia(2), que en 1707 se unió a Inglaterra mediante el Act of Union de Daniel Defoe formando la Gran Bretaña, refuerzan al Empirismo, cuyas ideas servirán de base y motor propiciante al proceso siguiente.
En 1713 firman la Paz de Utrecht entre España e Inglaterra, por la que España “cede” Gibraltar a Gran Bretaña y renuncia a sus privilegios de comercio con América.
En 1720 el 80% de la población inglesa era rural; solo Londres y Edinburgo tenían más de 50.000 hab; desde 1850 la población urbana será mayor que la rural.
La madurez institucional, económica e intelectual de Gran Bretaña desde entonces, más la posterior disponibilidad de fuerza motriz fueron factores propicios para generar esta revolución, donde y cuando ocurrirá la mayor aceleración en la producción de bienes y transacciones comerciales que registre la historia(3). No se hubiese podido desarrollar entonces en ninguna otra parte del mundo, y tal vez sea el acontecimiento más importante en la historia del hombre desde el desarrollo de la agricultura (opinión de Eric Hobsbawm). (antici-pamos que la siguiente gran revolución será la de la información en los siglos XIX y XX).
En 1727 George II sucede a su padre George I, y Jonathan Swift (1667-1745) publica Los Viajes de Gulliver, sátira a las costumbres del momento, que resulta un aporte a la libertad de las ideas.
En 1739 David Hume presenta en Escocia su influyente: Tratado sobre la Naturaleza Humana, mientras en América Benjamín Franklin vende sus almanaques explicando como hacerse rico.
En 1752 Gran Bretaña adopta el Calendario Gregoriano, por lo que el día siguiente al 2 de setiembre es el 14 de setiembre. Se producen tumultos pues el pueblo considera que les han quitado 11 días de vida.
Hacia 1759, así como en Holanda los comerciantes eran la fuerza predominante, en Inglaterra las manufacturas ocuparán ese lugar: la principal industria era la lana y le seguía la siderurgia. Por entonces Adam Smith presentaba su Teoría de los Sentimientos Morales y Jorge III (1738-1820) asumía su largo reinado hasta 1820 durante el cual se le escaparían las colonias de América y terminaría volviéndose loco.

(2) La participación de escoceses en la Revolución Industrial es mucho mayor que lo que corresponde a su proporción demográfica. Su espíritu curioso y empírico los llevó, especialmente en las universidades de Edinburgo y Glasgow, a desarrollar las ideas más originales y evaluarlas según su propio criterio y aplicación práctica.
(3) Amplia descripción sobre este tema se encuentra en Sociedad de Alta Complejdad de Ruben Zorrilla, Grupo Editor Latinoamericano, 2005.

El régimen jurídico establecía que la propiedad de los minerales bajo el subsuelo era del superficiario (4), y las bancas del parlamento eran ocupadas por los mayores aportantes y terratenientes.
Entre estas dos cosas se generó un circulo virtuoso, y luego el gobierno proclamará, que su política era mantener “un Estado dedicado a llevar al máximo las ganancias de los privados” (Hobsbawm).

(4) Ver “El Robo del Subsuelo” por Guillermo Yeatts. Ed Lumiere 2004.

Hacemos un alto alrededor de 1760, cuando aparece en Escocia la Enciclopedia Británica, y es la época frecuentemente aceptada como de inicio de la Revolución Industrial, para ver como era la vida en ese mo-mento y lugar.
El viajero que llegaba a Dover o Harwich, a vela desde Holanda o Francia, tardaba dos días para llegar a Londres en una costosa diligencia o cuatro días caminando; hoy son dos horas de auto (circulando por la izquierda !!). Desde Londres, la mayor ciudad del mundo Occidental, a Glasgow o Edimburgo se necesitaban unos 12 días. Inglaterra tenía entonces 7 millones de habitantes y en 1840 tendrá 16.

En 1762 abren en la Cafetería de Jonathan lo que será luego el "London Stock Exchange" para canalizar recursos financieros privados hacia actividades productivas, y el médico escocés Joseph Black (1728-1799) profesor en Glasgow define importantes conceptos relacionados con el calor y formula leyes de vaporización del agua. John Kay y James Hargreaves inventan la lanzadera volante para telares, con lo que crece la producción de tejidos (aparece la ropa interior de algodón), y la población se va radicando en centros urbanos en vez de rurales. Esto también produce gran cambio social.
En 1768 James Cook inicia en el Endeavour, su viaje de dos años explorando el mundo y descubriendo tierras para Inglaterra; el sextante facilita la navegación.
En 1769 el escocés James Watt (1736-1819) produce y patenta en Glasgow, a partir de un diseño anterior de Newcomen-Savery al que agregó un condensador externo, una máquina que permite obtener fuerza motriz a partir de agua y fuego con rendimiento aceptable.
La termodinámica que se va desarrollando es solo cualitativa, pues las leyes cuantitativas recién serán formuladas casi un siglo después por James Prescott Joule 1843 y Rudolph Clausius en 1850.
En 1774, James Watt se asocia con Matthew Boulton para producir motores a vapor y fijan precio en razón del número de caballos que pueden reemplazar (horse power), siendo casi los únicos fabricantes. Rápidamente se hacen ricos. Para Voltaire “El comercio enriquece a los ingleses y los hace libres, y esa libertad más incrementa al comercio”. La palabra del día: Industrialización.
La posibilidad de desagotar minas inundadas elevó la producción de hierro y carbón con rebaja de precios y beneficio para los consumidores y para los propietarios de las tierras. El carbón mineral va reemplazando al carbón vegetal y se transporta en barcazas por canales que se van construyendo.
Se va diluyendo la idea de que las posiciones científicas necesitan ser avaladas por la Iglesia. Esto cambia el concepto de que las verdades nos serán reveladas por alguien externo a la vida terrenal y regirán para siempre, por otro esquema distinto donde las verdades serán aquellas que nosotros logremos construir y durarán mientras no tengamos otras mejores.
Paul Johnson dice que “este siglo XVIII se caracteriza por el crecimiento del intelectual laico, y por una declinación en la capacidad de las instituciones religiosas para explicar como funciona el Universo”. Este concepto de verdades contingentes que mantendrán vigencia hasta encontrar otras que prueben ser mejores, será central para edificar todo el tremendo desarrollo de los siglos XIX y XX.
En 1776 Adam Smith presenta su obra clave en ese momento: Indagación de la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones; en América del Norte las trece colonias inglesas se declaran independientes. El libro de Smith pone la economía moderna sobre bases científicas y la independencia de EEUU permite poner en práctica sus postulados. En América del Sur se crea el Virreinato del Río de la Plata.

En pocos años la máquina de Watt tendrá, gracias a las taladradoras de John Wilkinson, niveles de practicidad suficientes como para ser base motriz de otros dispositivos más avanzados además del bombeo de agua, brindando energía a voluntad de origen no animal por primera vez en la historia, y distintas personas en distintos lugares se dedicarán a aplicarlo a otras cosas, como por ejemplo: industria textil, minería, agricultura, propulsión de barcos y ferrocarriles.
Este proceso se desarrolla principalmente en Manchester, capital de la industria del algodón, donde la libertad de iniciativa que tanto pregonara Adam Smith, cobra más vigencia (población de Manchester en 1760: 17.000 habitantes; en 1840: 200.000). La burguesía se generaliza y adquiere masa crítica. En esos tiempos la población inglesa pasó de ser mayormente rural vestida con lana y pieles, viviendo de la agricultura, a ser principalmente urbana con ropa de algodón y viviendo de las manufacturas e industrias.
También en Coventry(5) se incentivó la actividad industrial, que creció tanto que, cuando en 1897 Harry Lawson toma licencia Daimler para fabricar los primeros automóviles de Inglaterra, instala su fábrica en esta ciudad que luego se convertiría en la capital del automóvil inglés.
Fue necesario contar con un medio de comunicación tan eficaz como la imprenta y un proveedor de energía tan original como el motor a vapor alimentado a carbón, para dar velocidad a tanto cambio.

El paso del feudalismo a la burguesía:
La revolución francesa de 1789 recibió y aportó también alguna influencia en este proceso, y permitió que la burguesía fuese tomando poder político, lo que mejoró la eficiencia del comercio.
Grandes diferencias de calidad de vida entre países cercanos no suelen ser sostenibles a largo plazo. Habiendo cesado el ancien regime, Francia y también América se vieron inundadas por especialistas, máquinas de vapor y capitales de origen británico.
En 1793 el norteamericano Eli Whitney inventó la desmotadora de algodón, que bajó el costo y popularizó su manufactura. En 1796 Jacob Perkins (1766-1849) multiplicó por 100 el rendimiento de un hombre con su máquina automática de hacer clavos y en 1805 Edward Jenner presentó en Londres su vacuna contra la viruela.
Como ejemplo de los cambios de la época, podemos mencionar que, desde tiempos del derecho romano, la vocación hereditaria de primogénitos varones era privilegiada, pues las tierras aptas para el cultivo eran solo aquellas que tenían riego natural; esto limitaba la superficie cultivable, pues esta tierra no podía subdividirse y seguir siendo una unidad económicamente productiva suficiente para una familia. El advenimiento del riego artificial bombeando agua con motores a vapor, permitirá tornar productivas parcelas de menor superficie y otras antes improductivas, pudiéndose así repartir tierras por herencia entre todos los hijos varones y mujeres. Una vez más “el derecho sigue a los hechos”.
El crecimiento de población, especialmente urbana en Gran Bretaña, alimentado por esta ola de prosperidad tal como lo predijo Adam Smith, hizo que en 1798 y en 1803 el monje y economista Thomas Malthus (1766-1834) publicara "Un ensayo sobre la población" donde estudiaba las causas de la pobreza y anunciaba los limites del crecimiento: el aumento de población será superior al aumento de alimentos y los pobres se morirán de hambre. Consideró inmoral, cualquier intento de control de natalidad. Sabemos ahora que las equivocadas extrapolaciones de Malthus carecían de fundamento; no obstante produjeron muchísimo ruido; sus errores no resultaron evidentes durante más de 50 años, y aun hoy algunos recurren a ellas.
Reflexionemos que antes de esto, casi no era posible la navegación fluvial (los barcos a vela salvan océanos pero difícilmente remontan ríos), ni extraer agua potable de los pozos ni ríos, ni elevarla para su consumo, ni transportar cargas más que en carretillas o carros, ni accionar máquinas en fábricas para producir bienes, ni cultivar tierras que no tuviesen riego natural, etc.
Para 1800, cuando el escocés John McAdam (1757-1834) hacía caminos de "macadán" en Europa y América con piedra y asfalto, James Watt se retiraba millonario de su empresa. Inglaterra producía 10 millones de toneladas de carbón al año y el resto del mundo 3.

(5) Ciudad del centro-oeste de Inglaterra, cercana a Birmingham, donde en 1057 cabalgó desnuda Lady Godiva (?), para que su esposo Leofric, Earl of Murcia y Lord of Coventry, redujera los impuestos al pueblo.

La mayor ciudad de Europa era Londres con un millón de habitantes, seguida por París con 500.000.
La expectativa de vida de una persona nacida urbana en 1800, era casi el doble que la de una nacida rural en 1700. Es innecesario destacar el impacto social que esto produce.
Francia posrevolucionaria y napoleónica, aporta pensamientos complementarios y desarrollos técnicos co-mo sus telares Jacquard o emprendimientos navales.

El capitalismo, con todas sus circunstancias y características, crece y permite la aparición de la empresa industrial como el lugar donde, con materia prima, mano de obra, tecnología, fuerza motriz y dinero, se producen bienes en una cantidad nunca antes conocida, pagándose salarios superiores a los previos. La productividad del trabajo del hombre crece como nunca antes y esto será irreversible.
En el comercio internacional Inglaterra opta por el "free trade" (a su manera) mientras que Alemania pone barreras arancelarias y Francia toma el camino del mercantilismo y las regulaciones proteccionistas, con lo que disminuye su productividad.
En 1803 Horace Nelson vence a Napoleón en Trafalgar y luego Wellington hará lo mismo en Waterloo. Desde el fin de las guerras napoleónicas en 1815 hasta 1914, pasará un siglo sin grandes guerras en el mundo. Esto también incentivó a la Revolución Industrial.
Desde 1807 el alumbrado a gas permite alargar la jornada laboral y aparece la posibilidad de leer después del crepúsculo, con el tremendo significado que esto tiene para la difusión de todas las buenas y malas ideas contenidas en periódicos y libros.
El algodón que Inglaterra importaba en bruto de sus colonias, era mezclado con lino (fustán), tejido en sus fábricas y exportado al mundo, haciendo de la industria textil inglesa, su mayor fuente de riqueza. El número de telares mecánicos en Inglaterra (primer país industrial de la historia) era de 2.000 en 1810; 57.000 en 1830; 100.000 en 1840 y 224.000 en 1850. Exportaciones en 1809: 25 millones Libras; en 1849: 125.
Sir Robert Peel (1750-1830) era el principal industrial de algodón y estampados de indianas y padre del futuro primer ministro de igual nombre quien en 1834 estrenará en Londres la residencia del 10 Downing St.
En 1813, son colgados 12 luditas por destruir máquinas en York, y en 1817 David Ricardo (1772-1823) pre-senta su Principios de Política Económica y Tributación fijando conceptos básicos de libre comercio inter-nacional. Aparecen por primera vez, las expresiones: "Clase Media" y “Revolución Industrial”.
Inglaterra se convierte así en agente de intercambio entre los países adelantados (industrializados) y los atrasados (productores de materias primas) del mundo entero.
En 1816 Rene Laennec (1781-1826) inventa el estetoscopio y los médicos comienzan a prestar atención a los sonidos que emite el tórax, y en 1822 se pavimentan las primeras calles en Londres y Nueva York y Boston inaugura su sistema de alumbrado público a gas.
El ferrocarril de Stephenson, a partir de 1825, baja los costos de transporte a la cuarta parte y ofrece velocidades y volúmenes de carga nunca antes soñados; además se convierte en un gran demandante de carbón y acero: unas 200 toneladas de acero por cada kilómetro de vías. La disponibilidad de transporte de personas y mercaderías por barco y ferrocarril incentiva el comercio y agudiza el ingenio para encontrar nuevas formas de ganancias.
La fuerza motriz dócil y abundante facilitará otros adelantos: Juan Cristian Oersted (1777-1851) de la Universidad de Copenhague y Michel Faraday (1791-1867) en Inglaterra formulan, alrededor de 1830 las leyes que rigen las interacciones entre una corriente eléctrica y un campo magnético; sobre ellas Andrés María Ampere (1775-1836) de la Sorbona, hace posible la dinamo que será accionada por un motor a vapor (la primitiva usina en 1833) y luego el motor eléctrico.
Esta industrialización se comienza a difundir en el resto de Europa a partir de 1835; en América después de su guerra de secesión en 1865 y en Japón desde 1869.
"El progreso es hijo de paz y libertad, con derechos personales y de propiedad asegurados. En ningún otro lugar esta bendición se dio en mayor grado y por tan largo tiempo como en esta Inglaterra" (Edward Baines, 1835). En esta década, Honoré du Balzac (1799-1850) presenta su "Comedia Humana".
En 1838 Victoria I (1819-1901 nieta de Jorge III que sucedió a Guillermo IV) asume a los 19 años como reina de Gran Bretaña e Irlanda; durante su largo reinado las instituciones y el desarrollo británicos crecerán y se consolidarán; llegó a reinar sobre un cuarto de la población mundial.
En 1841, Sir Joseph Whitworth normalizó la forma de las roscas, permitiendo intercambiar tuercas y tornillos de diferente origen. Hoy estas roscas de Whitworth se siguen usando en cañerías.
En 1845 Frederic Bastiat (1801-1850) publica en Francia su irónica: "Petición de los fabricantes de velas" pidiendo que el gobierno anule los rayos de sol pues les hace competencia durante el día; y Samuel Morse quien ya era buen pintor de retratos, transmitirá palabras por telégrafo eléctrico en EE.UU.
En 1846 Urbain Le Verrier (1811-77) encuentra al planeta Neptuno donde lo indicaban las irregularidades de la orbita de Urano y en 1848 John Stuart Mill (1806-73) presentará sus: Principios de Política Económica.
La Revolución Industrial abarca, no solo los avances tecnológicos y económicos ya descriptos, sino tam-bién los políticos, gerenciales y sociales propios del capitalismo, que serán causantes de un crecimiento sin precedentes de la productividad y el nivel de vida, especialmente en la burguesía y clase media; hacia la mitad del siglo, solamente Gran bretaña tenía una economía industrial organizada, convirtiéndose en el primer imperio mundial en la historia de la humanidad. La clase media y la burguesía se convierten en los grandes demandantes de toda clase de productos industriales, cambiando el tamaño del mercado de cualquier producto que se logre producir.
Curiosamente, y por aquello de que "toda acción genera una reacción" aparece en 1848 el Manifiesto Comunista de Carl Marx y múltiples revoluciones ese año. Poco después Charles Dickens (1812-1870) pinta un vívido cuadro de los aspectos negativos del momento en David Copperfield (1849), que continuará en Tiempos Difíciles (1854) y en Historia de dos Ciudades (1859).
Como muestra de este estado de cosas, la reina Victoria y su esposo Alberto, dan culminación a la Revolución Industrial y al liderazgo comercial de Inglaterra con la exposición mundial de 1851 en el Palacio de Cristal de Londres, diseño de Joseph Paxton (1803-65). En este momento EEUU tenía unos 25 millones de habitantes, Europa 270 y Asia 760 siendo Europa "el corazón del mundo".
En 1852, Justo José de Urquiza derrota a Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros y se inicia la organización nacional en Argentina.
En 1859 el genial Charles Darwin pone la competencia sobre la mesa (struggle for life) con su "Evolución de las Especies" que parece confirmar la tesis pro-competencia de Smith, Ricardo y Mill; y Sir Henry Bessemer (1813-1898) presenta en la Royal Society su "convertidor de acero" por inyección de aire.
En 1863 abre el New York Stock Exchange, en 1865 Gregor Mendel formula leyes de herencia genética, en 1868 Alfred Nóbel (6) inventa la dinamita y William Gladstone (1809-98) asume el primero de sus cuatro períodos como primer ministro de Gran Bretaña.

(6) Alfred Nóbel (1833-96) inventó en Suecia la dinamita en 1867 (la llamó pólvora de seguridad Nóbel) y rápidamente puso fábricas en Escocia, EEUU y Francia. En 1887 produjo la pólvora sin humo (balistita). Hizo una considerable fortuna y legó por testamento de 1895, los cinco premios que llevan su nombre. El de economía fue instituido en 1968 por el Banco de Estocolmo.

En 1872, bajo la presidencia de Sarmiento, Luis Augusto Huergo (1837-1913), Estanislao S. Zeballos (1854-1923) y Francisco Pascasio Moreno (1852-1919) fundan la Sociedad Científica Argentina en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
En 1875 se firma en París, la Convención del Metro, adoptando el Sistema Métrico Decimal, gran aporte donde Francia venía haciendo punta desde la época de Napoleón.

(5) Alfred Nóbel (1833-96) inventó en Suecia la dinamita en 1867 (la llamó pólvora de seguridad Nóbel) y rápidamente puso fábricas en Escocia, EEUU y Francia. En 1887 produjo la pólvora sin humo (balistita). Hizo una considerable fortuna y legó por testamento de 1895, los cinco premios que llevan su nombre. El de economía fue instituido en 1968 por el Banco de Estocolmo.

En 1884 se adopta para todo el mundo, el Meridiano que pasa por el observatorio de Greenwich (Londres) como origen de las longitudes y los husos horarios.
Luego se construirá toda la electrotecnia del siglo XIX, que culmina cuando Thomas Alva Edison (el mejor especialista en convertir tecnología en dinero) abre, con J.P.Morgan en 1881, las centrales eléctricas de Londres y Nueva York para servicio público, apareciendo los primeros automóviles en 1889 cuando se inaugura la torre Eiffel en París (7).

(7) El ing Gustavo Eiffel (1832-1923) obtuvo en 1886 concesión por veinte años para explotar la torre de 300m que debió construir a su costo y diseño para la Exposición Mundial de París 1889. Hubo tantos visitantes que el importe se recu-peró en cinco meses.

Tan fantásticos avances en las condiciones del mundo, hicieron decir al historiador Desiderio Papp en 1961: "Las observaciones de J.C.Oersted sobre el electromagnetismo hicieron cambiar a la humanidad mucho más que todas las guerras napoleónicas".
Podemos decir que el siglo XIX se cierra con el signo de cuatro poderosísimos medios de comunicación: el barco a vapor, el ferrocarril, las carreteras y el telégrafo-teléfono.

Veamos ahora desde que otras vertientes, no tan técnicas, se incorporan elementos concurrentes:
La prosperidad resultante incentiva desarrollo en otros campos Luis Pasteur (bacterias y vacuna antirrábica) Auguste Comte (filosofía y sociología) y Charles Tellier (frío industrial) van alejando el fantasma de las epidemias y hambrunas que tanto habían diezmado a la población mundial en repetidas oportunidades anteriores.
También los cambios sociales en este proceso fueron tremendos pues, para abastecer de mano de obra y gerenciamiento a las fábricas, una alta proporción de población eligió dejar de ser rural para convertirse en urbana, con sus consecuencias de mejor atención sanitaria y educación, y mejor resguardo de los factores climáticos y alimentarios.
El intercambio de conocimientos entre vecinos cercanos, incrementó el trato personal y aumentó la capacidad intelectual de las personas. La convivencia y proximidad de los pobladores cambió los hábitos sociales, tanto en la relación familiar, como entre vecinos. Aparece la agremiación como defensa de los intereses colectivos de los obreros y se inicia una puja por el espacio económico entre empleados y empleadores que, con altibajos, durará hasta nuestros días.
El hombre medio puede ahora dedicar su tiempo, no solo a conseguir su sustento, sino también a su confort, esparcimiento, intelectualidad, creatividad y sentimientos (aparece la posibilidad del matrimonio por amor cuando antes había sido principalmente por razones de supervivencia) y la mujer comienza a tener existencia visible en la sociedad.
"La especie humana, integrada por primera vez en una sola secuencia histórica por una red económica mundial, no podrá abandonar ya, la práctica generalizada e institucionalizada de la ciencia y tecnología(8)".

(8)Rubén Zorrilla en Historia Social de Occidente. Ed Need 1997.

Consecuencia de todo lo expuesto fue que el promedio de duración y calidad de vida se elevase más en esos 130 años, que en todos los siglos anteriores.
Como hemos podido ver, la vida que hoy conocemos como propia de nuestro tiempo está construida sobre el fenomenal avance civilizador que significó la revolución industrial, cuyo inicio (circa 1760) resultó claramente definido y cuyo final puede considerarse coincidente con la muerte de la reina Victoria en 1901, cuando el término Capitalismo comenzaba a ser utilizado frecuentemente y Gran Bretaña era la más poderosa nación de la Tierra.

Me lo dijo un pajarito……


Elena Valero Naráez


Como todos saben y lo muestran las encuestas, Daniel Scioli, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, tiene mucha mejor imagen que Néstor Kirchner. Es por eso que no tuvo más remedio que elegirlo como candidato a legislador para intentar ganar las elecciones.
Pero nadie se engaña: la personalidad de Scioli no tiene ninguna similitud con la de Néstor: moderado, sensato, ha nombrado técnicos en el gobierno con la intención de que remedien los problemas de la provincia. El cree en la capacidad de sus funcionarios para morigerarlos.
No es un peronista auténtico, como sí lo es Kirchner, quien según dicen las malas lenguas aceptó, en éste último viaje, otra de las valijas de su amigo Chávez para hacer campaña. Como las de Antonini Wilson, no pasan por Tesorería, son regalos personales a cambio de favores como el del silencio, ante las estatizaciones de empresas argentinas.
Scioli, como de Narváez, incluso Felipe Solá, quien es más peronista, no reflejan una imagen parecida a la de Néstor y Hugo Moyano.
Evidentemente, los que conocemos como actúa el gobierno kirchnerista, podemos creerle al pajarito que me proporcionó la hipótesis que me interesa comentar.
El ex presidente no le tiene ninguna simpatía a quien le hace sombra. No soporta y no le conviene, si aspira a seguir manejando los hilos de la política nacional, tener competidores.
Ideó, según me refirió el pajarito, un plan a partir de las “candidaturas testimoniales. La meta es la de siempre: mantenerse en el poder y llegar bien parado al 2011.
Su propósito es convencer a Scioli, después de las elecciones del 28 de junio, que debe asumir para sosegar a la opinión pública. De esa manera se saca de encima de un gobernador que no le es de utilidad en la provincia.
Él necesita para pelearla en el 2011, peones políticos que respondan a sus necesidades. Si asume Scioli, no puede ocupar los dos cargos, asumiría el vice gobernador, Alberto Balestrini, un hombre a quien Néstor cree leal, y sin el prestigio del actual gobernador.
Según me contó el pajarito, ya comenzaron a sacarse de encima a los funcionarios nombrados por Scioli, quienes tampoco responden al perfil de los hombres que necesita Kirchner para dominar las decisiones en la provincia.
La renuncia de Santiago Montoya a su puesto en la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) parece dar verosimilitud a esta teoría. El reemplazante nombrado por Scioli, estaría también por renunciar. Recordemos que Montoya era sumamente necesario para el Gobernador, en un año en que se espera un déficit de alrededor de 12. 000 millones de pesos. Montoya había rechazado las candidaturas testimoniales. Molestó a Kirchner eso, y alguna tibia crítica a la política nacional.
El Gobierno se desligaría de los “técnicos” de Scioli para nombrar a quienes cumplan al pie de la letra los mandatos del ex presidente, que se comprometan por razones políticas.
Kirchner, quiere hombres que le acerquen recursos y votos. Pretende, peronistas “a muerte”.
De esta manera tendría el control de la provincia de Buenos Aires y a su mujer, quién le permite ser presidente “de facto”. Podría, así, disputar el poder en dominantes condiciones.
Además, lograría tapar la boca a los líderes de la oposición y a los que hoy aseguran que Scioli no piensa asumir.
Se puede objetar que los Kirchner, con la política que llevan adelante, no alcanzarán al 2011. Aunque fuera cierto, no lo creen. Van a hacer lo que hicieron en Santa Cruz y ahora urden desde la presidencia: luchar por el poder hasta las últimas consecuencias.
Scioli demostró poca cintura política cuando prefirió seguir pegado al ex presidente en el intento de obtener recursos para hacer una buena gobernación. Abandonó al sector agropecuario y sus justos reclamos. Por esta equivocación no tiene más remedio que obedecer a quien intentará reducirlo políticamente.
El pajarito me dejó picando esta hipótesis, bastante plausible y…. me amargó la noche.
Hay que esperar hasta fin de junio para saber si ésta es otra de las jugadas que tiene en el bolsillo el ex presidente.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Testamento de Benedetti


Yo... con la salud algo quebrantada
y no sé si recuperable,
dejo a mi segunda mujer
mis brazos y mis piernas,
en recuerdo de que con
unos y con otras la abarqué y la ceñí,
la incorporé a mi territorio,
la gocé y logré que me gozara.
También le dejo mis rabietas de verdugo
y mis caricias de arrepentido;
mis hoscas vigilias y mis nocturnos de
minucioso amador;
la melancolía que me provocan
sus ausencias y el cielo abierto
que acompañan sus regresos;
la garantía de saberla dormida a mi lado
y la certeza de que velará mi último sueño.

Yo... dejo también una canción cadenciosa y pegadiza
que mi madre cantaba en la cocina mientras revolvía
el dulce de leche casero;
dejo un cristal con lluvia
que me ponía alegremente melancólico;
dejo un insomnio con luna creciente
y dos estrellas;
dejo la campanilla con la que llamaba
a la esquiva buena suerte;
dejo una tijerita de acero inoxidable
con la que, a través de los años,
me fui cortando tres o cuatro tipos de bigote;
dejo el cenicero de Murano que recogió
sin inmutarse las cenizas de mis frustraciones;
dejo todos mis apodos
y mis remordimientos clandestinos;
dejo una ficha de ruleta para que alguien
la apueste al treinta y dos;
dejo el relámpago de la memoria
que a veces ilumina los baldíos de mi conciencia;
dejo el cuaderno tabaré cuadriculado
donde fui anotando mis vagos presentimientos;
dejo un ejemplar del Quijote en papel
biblia con notas al margen que testimonian
mi aburrida admiración;
dejo los gemelos de oro que me regalaron
para mi segunda boda y que nunca estrené pues
uso camisas de manga corta;
dejo la cadenita de mi pobre perro
que murió hace tres años porque
no supo soportar su viudez;
dejo un encuadernado ejemplar de la
oda al carajo, única obra maestra del
ubicuo bandolero que escribió
nuestro himno y el de Paraguay;
dejo el antiguo calzador de mango largo
que uso en mis temporadas de lumbago;
dejo mi valiosa colección de arrugadas expectativas;
dejo un cajoncito de cartas recibidas y otro cajoncito
con copias de las cartas que no me contestaron;
dejo un termómetro enigmático y maravilloso
porque siempre nos fue imposible leer en él
la temperatura nuestra de cada día;
dejo la acogedora sonrisa de la preciosa
pero intocable mujer de un amigo
que es campeón de karate;
dejo el único piojo solitario,
anacoreta, que ingresó hace doce años
en mi geografía corporal
y al que ultimé sin la menor piedad ecologista;
dejo un plano muy bonito de Montevideo,
recuerdo de una época poscolonial y premoon;
dejo mi horóscopo, con sus pronósticos
nunca confirmados; dejo un papel secante
con la firma (invertida) de un ministro del ramo;
dejo un caracol gigante,
recogido en una playa oceánica
que antes de expirar me miró
con la tristeza de su odio salado;
dejo una antena de TV, que sólo aportó
inéditos fantasmas a mi pantalla;
dejo las ojeras de mi hipocondría y
los ardides de mi falso olvido;
dejo un decilitro de ola atlántica
que guardo en un frasco
verdiazul para que no extrañe;
dejo un sueño erótico y su verdad desnuda,
por cierto inalcanzable en la arropada vigilia;
dejo una bofetada femenina, injusta y perfumada;
dejo una patria sin himno ni bandera
pero con cielo y suelo;
dejo la culpa que no tuve y la que tuve,
ya que después de todo son mellizas;
dejo mi brújula con la advertencia
de que el norte es el sur y viceversa;
dejo mi calle y su empedrado;
dejo mi esquina y su sorpresa;
dejo mi puerta con sus cuatro llaves;
dejo mi umbral con tus pisadas tenues;
dejo por fin mi dejadez.

Mario Benedetti