Los Kirchner y la pobreza


Elena Valero Naráez


En Francia, EEUU, Alemania, Japón, Inglaterra, Canadá. Australia, Suecia, y otros países ricos, se diferencia entre la “carencia relativa” de sus sectores de menos recursos y la pobreza estructural que sufren países pobres o en vías de desarrollo.
La pobreza, en el mundo desarrollado, es distinta cualitativa y conceptualmente de épocas pasadas aunque muchos intelectuales aún registren solamente los fracasos y no los triunfos de la sociedad actual, por la conciencia social que tenemos a la hora de evaluar las situaciones de personas que no tienen bienes hoy considerados indispensables. En su época, Adam Smith, ya consideraba pobre al que no tuviera no solo los bienes indispensables para subsistir sino también si no podía obtener lo que las costumbres del país considerara indecoroso no tener. Hoy la mayoría de los trabajadores, en los países capitalistas, pueden acceder a comodidades y lujos que apenas hace un siglo eran impensables.
Eso no significa que en ésos países, el sistema capitalista deje de convivir con perspectivas e ideas que le oponen resistencia y que promueven proteccionismo, intervencionismo y tipos espurios de subsidios. Son países democráticos donde conviven ideas de distinto signo aunque las que promueven la economía de mercado, en general, se han adoptado al mostrar mejores resultados que las de tinte nacionalista o socialista. Exitosos gobiernos, mal llamados socialistas, han dejado en manos privadas los medios de producción.
En nuestro país el gobierno nos ha orientado hacia el camino equivocado: los diarios muestran, día a día, el deterioro que está sufriendo la economía y con ello el aumento del desempleo y la pobreza.
Nuestra presidente se queja de las malas noticias que en éste sentido anuncia la prensa. Expresó, días pasados, que tanto periodistas como políticos, se encargan de anunciar los índices de pobreza, faltando el respeto a los sectores más vulnerables, sin que expliciten las políticas que el gobierno anuncia para morigerarla.

Veamos algunos datos que nos presenta la realidad económica:
• La empresa Aerolíneas, en julio, tuvo la pérdida mas grave de su historia, casi 300 millones en el mes,
• Los precios de los alimentos suben aceleradamente, más, de lo que indica el INDEC.
• Por las trabas a las importaciones están pensando en irse muchas empresas o en achicar su estructura comercial porque se entorpecen, con las medidas del gobierno, procesos productivos que dependen de insumos importados.
• El rojo fiscal de las provincias ha llegado a los 11.000 millones de pesos impidiéndoles abonar los sueldos o hacerlo con retraso y en forma escalonada.
• En seis meses se cerraron 280 estaciones de servicio.
• Disminuirá, considerablemente, la siembra de hectáreas de maíz por el desinterés del productor, ante la ausencia de precios a futuro, los cupos existentes para la exportación y los altos costos de producción.

Ellos bastan para que comprendamos porque en un año se perdieron 400.000 empleos en blanco, y una cifra superior en el número de ocupados en negro, el empleo industrial se achicó mucho más de lo que indican las cifras mentirosas – 4, 3 % del INDEC- y la pobreza continúa aumentando.
No coincido con la presidente: no es una falta de respeto reconocer los niveles de pobreza porque es la única manera de comenzar, si se quiere morigerarla. Ofuscada, ante las críticas, proyecta un “padrón de los ricos” para saber cual es la brecha real entre los que más tienen y los que menos tienen. Se apropia de latiguillos al que recurren todos los gobiernos populistas para hacer odiar al que obtiene ganancias o acumula capital en su empresa, trabajando dignamente. Es la manera de lograr que la gente espere que dicha acumulación la haga el Estado y no la sociedad civil. Pretende domesticar al sector agropecuario, mediante impuestos y discursos que desprestigian las pasadas ganancias “exageradas” del sector como si el éxito estuviera prohibido y obtener rédito fuera pecado mortal.
En los países ricos hay desigualdad entre los más ricos y los más pobres, pero el nivel de vida es muchísimo mejor al de los pobres de la Argentina.
Estamos sufriendo un descontrolado aumento del gasto público que unido al control de precios provoca inflación, se roba descaradamente a los inversores, a los ahorristas, a los empresarios, salvo a un grupo de amigos. Se está achicando a niveles alarmantes la producción y la productividad necesarias para crear riqueza y trabajo.
La política kirchnerista no ayuda a los sectores bajos que pretende defender. Las trabas burocráticas, laborales, e impuestos exorbitantes, se suman a una política autárquica evitando que se amplíe el mercado y los incluya.
Los datos señalados, entre muchos otros, demuestran que en nuestro país, contrariamente a los países desarrollados, son aceptadas las políticas corporativistas, las prebendas del estado, las trabas a los mercados y una justicia endeble ajustada a los pedidos del gobierno.
Para salir del fracaso en que está sumido nuestro país, necesitamos que se recuperen las instituciones y se debiliten las ideas que aún vemos flamear en los discursos de políticos, sindicalistas, profesores universitarios, periodistas y aún, en buena parte de la sociedad. Ideas nacional-socialistas que llevan al país - como desde 1945, salvo en algunas excepciones- hacia el deterioro de la economía de mercado, de la acumulación de capital desde el Estado, casi siempre anticapitalista, que nos lleva a vivir “con lo nuestro”, paradójicamente, en un mundo de mercados globalizados, de descubrimiento y cooperación. La historia nos demuestra que la economía no debe estar dominada por quienes ejercen el poder político.
El fracaso de la política kirchnerista debe incentivarnos a reforzar la democracia, único sistema que nos permite resolver los conflictos pacíficamente, recuperar la sociedad civil restaurando la propiedad privada y los mecanismos del mercado. No se puede soñar con la erradicación de las desigualdades, como prometen políticos populistas, sino de crear las condiciones para que cada cual pueda disminuirlas. Como enseñaba Frederick Hayek: las personas no son objeto de administración, ni un medio que puede emplear el gobierno para sus propios fines sino que sus obligaciones terminan cuando cumple aquellas reglas generales aplicables a todos por igual. Debe conformarse con las atribuciones que le atribuye la Constitución sin dirigir ni planificar la economía.
Vivimos en un mundo donde, desde la salud y el amor, hasta el poder y la riqueza, entre muchísimos otros bienes, reina la escasez, mientras nuestras necesidades son insaciables e infinitas. Es por eso que el ser humano, si se lo deja en libertad, creará innumerables bienes, para intentar satisfacerlas. No podemos soñar con un mundo perfecto pero sí con un mundo mejor. De nuestras ideas, en gran parte, depende.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Todo es igual, nada es mejor...?


Elena Valero Naráez


“La democracia no es una muchacha que se deja tomar en la calle por un hombre armado con una ametralladora”. Winston Churchill

En una carta emocionante al diario La Nación, Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino Del Valle Larrabure, transcribe párrafos escritos por su padre en su largo cautiverio antes de ser torturado y asesinado por terroristas del ERP(Ejército Revolucionario del Pueblo) responsable en 1972, entre otros hechos, de otro cruel asesinato: el de Oberdán Sallustro, director de la empresa Fiat.
Veamos como describe Larrabure a uno de sus captores:
«El médico viene nuevamente. La revisación es prolija. En un instante en que el carcelero no observa discretamente llevo a la mano del doctor mi mensaje y en mis ojos imploro que acepte ese compromiso de solidaridad con un ser humano quebrantado por un injusto cautiverio. La capucha asiente afirmativamente. Pero en ese asentimiento pude ver sus ojos y nació en mí, de inmediato, el firme convencimiento de que la capucha es sólo estuche de un hombre con cualidad de verdugo. Sí, éste es indudablemente el hombre nacido para manejar el hacha que secciona una cabeza en el cadalso. Al ver sus ojos he visto la malicia calculadora del sádico, que siendo médico sólo tiene el alma carnicera del verdugo. La negra tela de la capucha que trasunta la mejilla descarnada de la muerte, me espera paciente. El médico se fue con mi esperanza y mi duda. Amargo sabor de hiel, el de esos ojos glaucos y fríos que vi en el orificio de la capucha, ojos de aves voraces que gozan de que la carroña de mi cuerpo sea devorada en amarga espera».
“Jóvenes idealistas, inocentes, que querían construir un mundo mas justo”, repite tristemente Larraburu, indicando el error que cometen los que defienden con esta denominación, aún después de ver las fotos de su padre torturado y humillado, a sus asesinos.
Muchos son los que llaman idealistas a los terroristas que destrozaron la vida de muchos argentinos y conmovieron las bases del la sociedad civil, en las décadas del 60 y el 70 ,sin saber siquiera cuales eran esos "ideales" y aún después, de ver las trágicas consecuencias que trajo al país el intentar llevarlos a la práctica..
Por el sólo hecho de suponer que tenían buenas intenciones se los consideraba idealistas y, aún hoy, perdida la lucha, una justicia tuerta, presionada y condicionada por el revanchismo setentista del actual gobierno, los quiere eximir de la responsabilidad que tuvieron por tantas muertes y tormentos, como los del Coronel Larrabure, y la desestabilización de la vida política, de dos décadas de terror y desencuentro.
Provenían de sectores de estratos medios o altos: Roberto Santucho era contador público y muchos, como él, eran universitarios. La Universidad fue un semillero de la guerrilla. Varios profesores incentivaron las ideas extremistas que pusieron en práctica éstos jóvenes que dejaron -en el intento de llegar al poder por la violencia- sus vidas, la de familiares y amigos, que se involucraron tratando de esconderlos para salvarlos de la muerte. Decían pretender “un mundo mejor” pero buscaban implantar un sistema totalitario. Fidel Castro los entrenaba y los financiaba, mientras secuestraban y extorsionaban.
Renegaban de su status alto, en el que encontraron frustración y por ello se convencieron de que podían cambiar el mundo por decisión propia, por medio de las armas. Tales fueron: el Che Guevara, Santucho, Firmenich, Vaca Narvaja, Gorriarán Merlo y casi todos los terroristas. Secuestraron, cometieron crímenes y atentados sobre civiles indefensos, destruyeron fuentes de riqueza social, diseminaron el terror sobre grupos y personas.
Las Fuerzas Armadas y de Seguridad, cumpliendo órdenes de un gobierno constitucional, terminaron, legalmente, haciéndose cargo de la represión antisubversiva: los acorralaron y desbarataron sus planes de lucha, derrotándolos finalmente en el terreno militar, el mismo que esos “idealistas” habían elegido para iniciar su lucha.
Juan Domingo Perón después de prohijar y fomentar la guerrilla, aprobando actos de latrocinio como el asesinato del Gral. Aramburu en manos de los montoneros y de utilizarlos para sus fines políticos, finalmente, los desautoriza desde la Plaza de Mayo, en 1974, el día del Trabajador. Poco antes, el 24 de septiembre de 1973, había declarado ilegal al ERP, indignado por el asesinato del líder sindical, Rucci. Abandonó a la guerrilla a su suerte: se ordenó la represión que fue llevada a cabo por militares y el grupo paraestatal: la Triple A. Fueron reprimidos por Perón, López Rega, Isabel Perón, Raúl Lastiri, e Italo Luder, aquellos que ellos ayudaron a llegar al poder.
Si son condenables los excesos cometidos por las Fuerzas Armadas y de Seguridad en esa guerra revolucionaria, también lo son, los crímenes cometidos por estos presuntos “idealistas” que aterrorizaron a quienes se oponían a sus planes de asaltar al Poder por medio de las armas, el asesinato indiscriminado y la violencia . La Justicia debe ser universalista.
El éxito de la guerrilla hubiera enlutado a la Argentina: basta con señalar parte del programa que aspiraban implementar los líderes del ERP, si tenían éxito, elaborado por Santucho y Baxter. Copiaron ideas del general vietnamita Nguyen Giap: proponían la lucha contra la dictadura y “el imperialismo” yanqui y el capitalismo argentino. Querían romper con los pactos que nos comprometían con EEUU y otros países, el Banco Interamericano de Desarrollo y todo organismo de control además de la “penetración imperialista”.
El gobierno "revolucionario del pueblo" estaría dirigido por la clase obrera como también el juzgamiento de los delincuentes políticos Expropiarían todas las fábricas de capital extranjero, sin indemnización previa: la administrarían el Estado y los obreros. Suprimirían el ejército y la policía porque querían nacionalizar las fuerzas armadas, proponiendo en su reemplazo un ejército revolucionario del pueblo y milicias armadas populares. Planteaban la reforma agraria y, entre otras metas, estatizar la banca, el crédito y el comercio exterior. Santucho amenazaba con severas sanciones contra los que consideraran que violaban "la moral y la disciplina". Ésta era la sociedad militarizada y regimentada que pretendían, tal como los totalitarismos por todos conocidos.
Como el grupo de intelectuales marxistas que en 1917, dieron un golpe de estado en Rusia, tomaron el poder ejerciéndolo a través de una terrible dictadura donde murieron enemigos y también varios socialistas y anarquistas que ayudaron a constituirla, éstos “imberbes”, como los denominó Perón, hubieran implantado un régimen basado en la omnipotencia burocrática, en nombre de esos” maravillosos ideales” para comprobar que la desaparición de la propiedad privada no deriva en la evaporación de las desigualdades sociales ni en la agonía del Estado. Por el contrario lo convierte en autoritario o totalitario.
El terrorismo en la Argentina, fue derrotado por las Fuerzas Armadas y de Seguridad del país y, también por la sociedad argentina que prefirió la paz en democracia y lo corroboró en 1983.
Con la democracia, regresaron los guerrilleros de sus exilios en Paris y otras ciudades capitalistas. Se pasearon por programas periodísticos haciéndose pasar por “chicos buenos” que luchaban por la igualdad y la justicia. Parte de la sociedad, los aclamó como a héroes: usufructuaron prebendas y privilegios ofrecidos por el sistema que despreciaban, pero, ninguno, se arrepintió de sus crímenes como en cambio, lo hizo el Ejército Argentino a través de su Jefe de Estado Mayor, durante la presidencia del Dr. Menem, al reconocer los suyos, llevados por esa cruel "guerra sucia" desatada por el terrorismo en los "años de plomo". No se escucha a los intelectuales que los apoyaron hacer un “mea culpa” por haber alentado penurias a tantas familias argentinas, de ambos lados, en esta guerra sin cuartel que duró dos décadas.
Fue un período lleno de mitos e incomprensiones.
Solo el sistema democrático puede dar un contenido ético, nunca perfecto, a las decisiones políticas: pueden ser revisadas y modificadas si son equivocadas porque deja de lado la omnipotencia aceptando, con humildad, que no somos omniscientes. Posibilita que aprendamos de nuestros errores, salvo que, como actualmente, se acepte, pasivamente, que el gobierno por haber sido elegido democráticamente, pisotee las bases que la hacen posible.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Momento de reconstrucción

setiembre de 2009

Roberto Cook


A causa de los resultados de las últimas elecciones, y de los posteriores desconocimientos de estos resultados, parece este un momento oportuno para refrescar pensamientos políticos e institucionales en nuestro país, aún opacados por algunas borocotizaciones.

Parece oportuno entonces, parar un poco la pelota y reflexionar acerca de donde estamos y para donde queremos ir.

Y esto debe hacerse ahora.

Para no repetir desafortunadas evoluciones anteriores, será interesante tener presente, algunos principios generales de derecho y temas constitucionales, y también observar como funciona el mundo en este momento.

Todo esto bastante obvio y frecuentemente olvidado.

Hay países que andan bien y otros que andan mal. No podemos seguir pegados a los que andan mal y peleados con los que andan bien.

Nuestras relaciones exteriores deben acercarnos a países exitosos y civilizados; debemos abandonar las relaciones carnales con Cuba, Venezuela y Bolivia.

La Constitución Nacional no es de cumplimiento optativo.

Debemos ser como nos gusta decir que somos: republicanos y federales.

El derecho penal no puede ser retroactivo ni tuerto. La justicia no puede ser un brazo del ejecutivo.
Los funcionarios deshonestos no pueden seguir impunes.

Los mandatarios no son los que mandan, sino que son empleados del Estado cumpliendo un mandato por tiempo limitado. Los que mandan son los ciudadanos, por medio de sus votos.

El Congreso Nacional no puede resignar sus funciones ni conceder facultades extraordinarias al Ejecutivo: los legisladores que lo hagan deben ser separados de sus bancas, no cobrar dietas y ser declarados infames traidores a la patria (Art. 29 de la CN).

Los derechos de importación y exportación, como los impuestos, solo pueden ser manejados por el Congreso, y la remisión de fondos a las provincias por coparticipación, será automática (Art. 75 CN).

El respeto a las libertades y derechos individuales es la base de toda previsibilidad jurídica: no se pueden modificar las reglas de juego según la conveniencia momentánea del mandamás de turno y pretender que la maquinaria productiva siga funcionando.

Manejar la economía con la vieja técnica populista de generar pobres para luego usar sus votos, tan usada por los últimos gobiernos, debe ser condenada por vil, y proscripta para siempre.

Y todo esto, solo para comenzar.

Ing. Roberto Cook, Autor de “La Evolución de las Ideas”.

El Gobierno es el problema…


Elena Valero Naráez


A la gente de campo les falta financiación bancaria a tasas razonables, también necesitan financiación para insumos elementales para encarar la próxima siembra.
No se puede vender el trigo por falta de precios a futuro. Es consecuencia de no poder exportar aunque el gobierno supuestamente lo autorice porque sólo se podrá hacerlo cuando estén cubiertas las necesidades del consumo interno. Los precios están dados por los Molinos, únicos autorizados a comprar. De esta manera los exportadores tienen el cereal pero no lo pueden vender.

La ganadería también sigue en crisis, en buena parte por la sequía. El desmesurado valor de los forrajes necesarios para la subsistencia de los anímales se ha convertido en una honda preocupación: un rollo de 150 pesos, por ejemplo, alcanza para una ración muy pobre para treinta vacas, de un día. Además los subsidios a los terneros que el gobierno anunció con bombos y platillos no han sido abonados.
El paro agropecuario podría extenderse a 15 días ya que no habrá desabastecimiento: las cámaras de los frigoríficos tienen stock suficiente de carne debido a las obstrucciones para exportar.
Esto se agrava porque las perspectivas de lluvia se anuncian recién para fin de la primavera por lo cual peligra la cosecha fina de trigo y cebada.
Quitar las retenciones a trigo, maíz y girasol no incidiría en tan grave escala en la recaudación y si lo haría en el productor agropecuario quien variaría su plan de siembra restándole lugar al “yuyito”. Igualmente, el impuesto, no recaudado por retenciones de esos productos, ingresaría a las arcas del Estado a través del impuesto a las ganancias; sería lógico dado que el productor abonaría dicho impuesto en caso qué tal ganancia realmente exista. No sería el caso- como con las retenciones- que el productor abonaría el impuesto aún en caso de tener pérdidas.
Néstor Kirchner negó en un discurso que se aumentaría las retenciones a la soja, pero, ¿quién puede tener confianza en la palabra de quien rompe contratos y pasa por encima de todas las normas?

Ante esta conflictiva situación del sector agropecuario una de las figuras que más criticaron la política del gobierno hacia los agricultores y ganaderos es acusada de “borocotizarse”, o sea, se pasa al oficialismo. María del Carmen Alarcón, es ahora funcionaria del gobierno kirchnerista. El paro del campo es desmedido, no tiene razón de ser, asegura, en consonancia con declaraciones de Aníbal Fernández. No se entiende ésta actitud justo cuando el gobierno de los Kirchner se está despellejando, cuando la debilidad de parlamentarios serviles, en su mayoría, le prorrogaron los poderes para que intentaran reconstruir a los manotazos y arbitrariamente poder , mediante amenazas, compra de políticos opositores, decretos, y otros medios que dejan mucho que desear.
Resulta asombroso, a la vez que decepcionante, observar como personas que son referentes importantes ante la sociedad en la correcta defensa de determinadas políticas orientadas el bien común, pueden, súbitamente, tirar por la borda sus propias ideas, principios, y valores éticos, para aceptar ser fagocitados por este implacable régimen kichnerista de cooptación de voluntades, conseguidas, casi siempre, en base a turbios e inconfesables acuerdos .

La crisis de la Argentina es total: nada funciona como debiera, empezando por las instituciones. Los límites que impone la Constitución al poder del gobierno, se han diluido: no hay justicia independiente ni un Congreso representativo que ejerza en plenitud las potestades que define nuestra Carta Magna. Es por eso que los Kirchner no han encontrado límites para obrar autoritaria y arbitrariamente.
El Congreso no ha cumplido con el deber de hacer las leyes, sino que ha convalidado casi siempre, pasivamente, las presentadas por los Kirchner. En pocas ocasiones controló al Ejecutivo, y no se escucharon los argumentos alternativos a los del gobierno.. Néstor y Cristina Kirchner nunca aceptaron críticas, las acallaron con amenazas o dádivas hasta convertir al parlamento en adicto. De ésta manera les quitaron el poder a los ciudadanos quienes votaron a sus representantes para que se tuviera en cuenta tanto las opiniones de la mayoría como, también, las de la minoría.
El parlamento también tiene una alta cuota de responsabilidad en el abultado gasto público que administró el gobierno en su provecho para adquirir un poder a las claras, excesivo. En vez de bajar el gasto recurrieron a la presión fiscal sin que les importara acabar con sectores productivos.
La ciudadanía votó en junio por un cambio, aunque, Néstor Kirchner, asegura que aunque ganó la oposición hay que profundizar “el modelo”. Éste no es otro que un sistema, en lo económico, estatista y dirigista, donde el sector público avanza sobre el privado confiscando sus recursos para sostener o crear empresas antiproductivas. La gente no se siente representada porque los partidos no existen y el Congreso es anoréxico, mientras se afianza el poder corporativo.
Está faltando el aire en la Argentina mientras nuestra presidente en vez de abrir la ventana se empeña en cerrarla sin pensar en las consecuencias. Gobierna sin prestar atención si su política concuerda con las normas constitucionales, continúan los controles a las exportaciones y a las importaciones impidiendo el progreso de la economía.

Aún no aprendimos que para hacer realidad las promesas populistas de reparto de la riqueza, de construcción de escuelas, viviendas, hospitales y otras obras públicas se necesita acumulación y concentración de capital, y eso solo lo puede dar la inversión privada y el respeto por las instituciones.
Cuanto nos falta un Alberdi que nos repita que el arte del sistema representativo no es otra cosa que un conjunto de reglas para evitar que el gobierno degenere en tirano.


Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com