¿Qué hacer….?


Elena Valero Naráez


Argentina sigue deslizándose en picada por una pendiente sin que aparezcan motivos para pensar que esta situación se modifique en el corto plazo.
La economía no crece, perdemos posiciones frente a países vecinos exitosos como es el caso de Brasil y Chile.
La inflación comienza a ser preocupante, se derrumba el nivel de vida de los argentinos y aumenta la pobreza ante la falta de crédito e inversiones. No existe intención clara respecto de la reducción del gasto público (más allá de su financiación con mayores impuestos) y no hay convicción para que ocurra.
Sin embargo, después de las conversaciones con el gobierno, las declaraciones de los funcionarios se han caracterizado por marchas y contramarchas sin ningún plan de gobierno que permita avizorar medidas que ataquen las causas del estancamiento de una economía, artificialmente reprimida.
Las políticas que sobredimensionan el estado continúan y, con ello, aumentan las contribuciones excesivas de un sector privado casi agotado.
El país no puede continuar tolerando el abuso del esfuerzo privado, la continua fuga de capitales al exterior, y que, la cada vez más escasa acumulación de riqueza vaya a financiar el gasto público.
Por otro lado, no hay indicios para pensar que se eliminarán regulaciones o interferencias burocráticas, paralizantes, como las que actualmente estamos soportando.
Aumentan los sectores que no encuentran salida a situaciones que van desde no poder producir y exportar hasta no ver la posibilidad de insertarse en el mercado de trabajo. Se le suma la angustia del pequeño comerciante que depende de su negocio para alimentar a su familia, del profesional, del docente, del taxista, del empleado en general. Se acaban, no solo las expectativas, sino que se está creando un clima que pronostica conflictos sociales.
La crisis se acentúa ante la falta de respuestas coherentes.
¿Hasta cuándo podrá soportarse una situación donde cada vez más sectores de la población sufren en carne propia la tiranía mental del matrimonio presidencial?
La incertidumbre es el sentimiento que está desgastando el poco optimismo que quedaba en la gente antes del llamado al diálogo de Cristina Kirchner y se escucha en algunos sectores la palabra tan temida: “desestabilización”.
Los argentinos hemos dejado atrás, desde que en 1983 comenzáramos la normalización institucional con grandes esperanzas, los golpes de Estado. Aprendimos, luego de sufrir las consecuencias por haberlos apoyado, que la democracia es el único sistema político que nos permite dirimir los conflictos en un clima pacífico y cambiar a los malos gobernantes sin violencia por medio del voto.
Es por eso que se comienza a pensar en el juicio político ante la falta de responsabilidad, corrupción y atropellos al sistema republicano, del actual elenco gobernante.
Numerosas críticas se le hacen a la estrategia para superar la crisis institucional, social, y económica, caracterizada por medidas parciales y anuncio de objetivos limitados
La falta de coherencia en el accionar de la presidente y su equipo, permite avizorar que la población, en general, mude la actitud benevolente y dispuesta que ha tenido hasta ahora, a la espera de que se cambiara el rumbo que restringe importaciones y exportaciones imposibilitando a nuestro país aprovechar el comercio internacional para crecer y prosperar.
La presidente está perdiendo, tal vez, su última oportunidad política antes de que el desborde de la economía le muestre las consecuencias de la utopía, la demagogia, y lo que es peor: jugar con la paciencia de los argentinos.
¿Qué hacer ante esta situación que lleva a profundizar la crisis económica y social? Se deben fortalecer las alternativas políticas, con proyectos viables que cambien el aire de frustración que se respira actualmente en la Argentina. Trabajar en ello, es la responsabilidad que le cabe a la oposición.
Tal vez, el fracaso y la experiencia que nos deja, permita consenso en el Congreso para encontrar soluciones razonables a los problemas que nos agobian por las propuestas kirchneristas, demagógicas e ineficientes, antes de que la sangre llegue al río.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Mmmmmmmmmm……..


Elena Valero Naráez


Gran parte de la oposición resolvió aceptar el dialogo ofrecido por el Gobierno. La negativa a concurrir, de Lilita Carrió marcó una posición distinta dentro de la Coalición Cívica. Puso sobre el tapete la desconfianza que ha provocado una política basada en tácticas de sometimiento al que no pensaba como el gobierno.
El radicalismo ganó protagonismo en el Acuerdo Cívico y Social y no sería disparatado que surgieran marcadas diferencias entre los liderazgos provocando una escisión, luego de alcanzada la meta de ir juntos en las pasadas elecciones.
Varios de los que aceptaron el diálogo tampoco van convencidos de que obtendrán resultados positivos.
Es cierto, como dicen Carrió y Patricia Bullrich, que el debate interpartidario debe darse en el Congreso, pero también es cierto que las decisiones que ha tomado hasta ahora el bloque oficialista, fueron marcadas de antemano por el rancio aliento del ex presidente. Todavía se desconfía de la independencia de muchos legisladores.
Aunque en la oposición haya gente sincera y razonable será muy difícil que se pongan de acuerdo grupos y dirigentes de tan diferente criterio en cuanto a la manera de resolver los problemas que tienen los argentinos.
Cristina tendrá orejas más grandes para escuchar a quien responda dócilmente a sus deseos y veleidades.
Cada sector intentará conseguir privilegios y ventajas a costa de los demás, como siempre pasa en las pujas corporativas, surgirán conflictos entre los sectores llamados al dialogo. El resultado final es el debilitamiento de las instituciones democráticas.
La idea de crear un Consejo Económico y Social, representado por Ministros del Poder Ejecutivo, empresarios, la CGT, bancos nacionales y extranjeros, la industria, la construcción, el comercio, los servicios públicos, la Bolsa de Comercio, el sector energético y el agro, refuerza la tendencia de políticas fascistoides del Gobierno. Me hace sospechar en una maniobra más de Néstor Kirchner para desestabilizar al Congreso. ¡Moyano entusiasmado pidió un Consejo del Salario Mínimo! Las entidades de éste tipo terminarán maniatando la acción de las instituciones creadas por la Constitución para dirimir pacíficamente los conflictos.
Es hora de que todos pensemos más en el futuro que se nutrirá con las decisiones que se tomen desde ahora, después del dialogo con la presidente, y sobre todo en el Congreso. Allí se está propugnando un acuerdo que considera más el bienestar general que la reivindicación de intereses corporativos.
Por otro lado, el sector empresario debiera dejar de exigir tarifas aduaneras favorables, trabas a la competencia y otros privilegios que perjudican a otros sectores de la economía. Y, los lideres sindicales, adecuar los pedidos de aumentos salariales a la rentabilidad de las empresas.
Se siguen observando decisiones desalentadoras. El Estado se hará cargo de la planta Mahle de arcos de pistón, en Rosario. Se espera la intervención más o menos disimulada de Guillermo Moreno. Mahle recibe el precio que pretendía y se deshace de la fábrica que no le interesaba mantener.
El gobierno vuelve a actuar de manera discrecional y discriminatoria: decide qué empresa debe ser salvada y cual no, abusa del poder.
La presidente declama tener la meta de mejorar la salud, la seguridad, la educación, y otros problemas sociales. Entonces, en vez de insistir en el reparto de la riqueza, debe generar políticas perdurables que permitan el comercio y la inversión que la harán posible.
No se logrará con discursos que apelan a desprestigiar a sectores productivos, el bienestar general. Necesitamos una política que entienda la globalización y cree las condiciones para que se puedan aprovechar las ventajas competitivas de un país como el nuestro, ávido de producir y exportar.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

Momento de reconstrucción

Julio de 2009

Ing Roberto Cook
Autor de "La Evolución de las Ideas"

A causa de los resultados de las recientes elecciones, es este un momento oportuno para grandes cambios políticos e institucionales en nuestro país, los que ya comenzaron y es de esperar que sigan sucediéndose en cascada.
Parece oportuno entonces, parar un poco la pelota y reflexionar acerca de donde estamos y para donde queremos ir.
Y esto debe hacerse ahora.
Para no repetir desafortunadas evoluciones anteriores, será interesante tener presente, algunos principios generales de derecho y temas constitucionales, y también observar como funciona el mundo en este momento.
Hay paises que andan bien y otros que andan mal. No podemos seguir pegados a los que andan mal y peleados con los que andan bien. Nuestras relaciones exteriores deben acercarnos a países exitosos y civilizados; debemos abandonar las relaciones carnales con Cuba, Venezuela y Bolivia.
La Constitución Nacional no es de cumplimiento optativo.
Debemos ser como nos gusta decir que somos. Por ejemplo: republicanos y federales.
El derecho penal no puede ser retroactivo. La justicia no puede ser un brazo del ejecutivo.
Los funcionarios deshonestos no pueden seguir impunes.
Los mandatarios no son los que mandan, sino que son empleados del Estado cumpliendo un mandato por tiempo limitado. Los que mandan son los ciudadanos, por medio de sus votos.
El Congreso Nacional no puede resignar sus funciones ni conceder facultades extraordinarias al Ejecutivo: los legisladores que lo hagan deben ser separados de sus bancas, no cobrar dietas y ser declarados infames traidores a la patria (Art. 29 de la CN).
Los derechos de importación y exportación, como los impuestos, solo pueden ser manejados por el Congreso, y la remisión de fondos a las provincias por coparticipación, será automática (Art. 75 CN).
El respeto a las libertades y derechos individuales es la base de toda previsibilidad jurídica: no se pueden modificar las reglas de juego según la conveniencia momentánea y pretender que la maquinaria productiva siga funcionando.
Manejar la economía con la vieja técnica populista de generar pobres para luego usar sus votos, tan usada por los últimos gobiernos, debe ser condenada por vil, y proscripta para siempre.
Y todo esto, solo para comenzar.

La dirigencia sindical y la debilidad del gobierno…


Elena Valero Naráez


Hugo Moyano aprovechó adecuadamente la debilidad de los Kirchner, luego de la derrota del 28 de junio en las urnas. Si bien, el gobierno lo necesita para contener los conflictos laborales que se han agravado por la pésima política kirchnerista, ha debido aceptar un sinfín de presiones que se exacerban ahora que se hace difícil negarse a ellas.

Kirchner pudo, antes de las elecciones, oponerse a que las listas del partido justicialista se llenaran con nombres de sindicalistas, hoy, la situación de debilidad fue aprovechada por las apetencias sin límites del líder camionero.

Logró hacerse dueño de la APE (Administración de Programas Especiales), área que este año cuenta para distribuir a las obras sociales, con más de 900 millones de pesos. Lo hizo forzando la renuncia de Mario Koltan, nombrado como gerente general de la APE por el ministro de Salud, Juan Manzur, solo 48 horas antes.

Moyano tiene en sus manos el control de los fondos para obras sociales, nada menos. La amenaza a Kirchner de apoyar la figura de Duhalde como jefe del partido Justicialista y de exigir aumentos de sueldos exorbitantes logró la respuesta inmediata del Gobierno. El líder de la CGT, le habría dicho a Julio De Vido, tras la renuncia de Graciela Ocaña, que se podía reorganizar el Ministerio de Salud, pero sin tocar la Superintendencia de la que depende la APE.

Pudo, además, colocar al abogado laboralista Mariano Recalde, hijo del jefe de asesores de la CGT, al frente de Aerolíneas Argentinas. También, avanzó en el cierre de la paritaria de camioneros. ¡Todo un éxito!

El Congreso debe reconocer la libertad sindical lo antes posible para comenzar a desmantelar las redes de corrupción que ha provocado dejar de lado el pluralismo sindical reconocido por nuestra constitución.

La presidente ha llamado al diálogo el 9 de julio desde Tucumán y la oposición le pidió que definiera los temas que urgen a los argentinos. Es hora que le pidan hablar de libertad sindical para parar los abusos y la corrupción que impera por obra y gracia del régimen que permite personería gremial a un solo sindicato por rama de actividad.

El dialogo, a pesar de haber sido enunciado varias veces por los Kirchner, no ha existido. Debe ser encarado en el Congreso donde estuvo perdido por varios años. De ése ámbito saldrán las modificaciones a leyes obsoletas que traban el buen funcionamiento de las Instituciones y de la economía. También la erogación de leyes obstructivas.

El Congreso tiene la oportunidad de rehabilitarse. Permitió que los Kirchner concentraran el poder y con ello nos pusieron en sus garras. Fuimos abandonando el interés por la cosa pública y aceptamos que el gobierno decidiera por nosotros.

Vemos en la alianza inestable de Moyano con Kirchner quien utiliza su liderazgo como instrumento de poder y le otorga gravitación dominante, que en las negociaciones, reclaman concesiones recurrentes de la democracia. De esa forma, la debilitan cada vez más.

Los sindicalistas amenazan para forzar concesiones. Además sufrimos la lucha intrasindical manifiesta en presiones encubiertas o manifiestas sobre sus rivales. Los sindicatos mas poderosos: Sanidad, Luz y Fuerza, Comercio, Unión Ferroviaria, estatales, (UPCN) y la UOCRA, (construcción) no quieren ser discriminados y comenzaron la lucha por los millonarios aportes de la APE.

Lo que debiera saber Kirchner si estudia la historia del sindicalismo argentino, es que Moyano tendrá una actitud negociadora en busca de privilegios, tanto del gobierno actual, como de los grupos y sectores que pretenden reemplazarlo en el poder.

Moyano representa la corriente populista y corporativa, representativa de la cultura política que impuso Perón: cree que el sindicalismo debe ser protagonista de todo lo que sucede en el país, que debe tener función política y poder de decisión. Es por eso que luchaba por lugares en las listas de diputados bonaerenses del PJ. Aún cree en la autarquía económica.

El debilitamiento de los partidos por obra de la política kirchnerista aumentó el papel de los sindicatos en la lucha política. Estos adhieren al desprestigio que Perón fomentó sobre los partidos, desde que asumió por primera vez como presidente, en 1946. Las ideas en contra de los partidos las mantuvo hasta su muerte. En diciembre de 1971, aún sostenía en un artículo: "los partidos políticos demoliberales burgueses pertenecen al siglo XIX y han sido superados por la evolución que con el tiempo, ha de hacerlos desaparecer en nuestros países, como ya han desaparecido en muchas partes. La fuerza del peronismo reside en su condición de Movimiento Nacional y no de partido político. Lo moderno y que obedece a las nuevas formas impuestas por la evolución y las modernas necesidades es una ideología, transformada en doctrina, que luego se rodea de una mística con que el hombre suele rodear a todo lo que ama".
Moyano prolonga el pensamiento de Perón. Los sindicatos se han convertido, sin la contención de su líder, en un polo autónomo esencial del conflicto político.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

La "Cortina de hierro" y W. Churchill…



El discurso “El telón de acero”, fue pronunciado por W. Churchill en el Westminster College, Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946, cuando era el líder de la oposición del gobierno laborista por entonces en el poder.

Viene muy bien repasar su pensamiento cuando hay países con gobiernos totalitarios que insisten en la energía nuclear como medio de intimidación al mundo occidental.

El último país imperialista fue la URSS pero, la amenaza de gobiernos y grupos autoritarios o totalitarios merece una propuesta de unidad, como lo pidió Churchill, para luchar y oponerse a ellos. La tolerancia de la intolerancia no debería ser aceptada, ni en nombre de la paz, ni en el de la democracia, porque terminan, como bien pronosticó Churchill, con cortinas de hierro. Los países se convierten en cárceles donde faltan las libertades civiles.

A los gobiernos de Cuba, Corea del Norte, Irán, Venezuela, Bolivia, entre otros, se suman los terroristas, quienes, como ellos, pretenden imponer el poder de las armas y la violencia. Aprovechan la paciencia de los países democráticos para avanzar en sus metas antidemocráticas.

Como Churchill, debemos llamar la atención, y advertir sobre los peligros de la existencia y el accionar de tales gobiernos y grupos terroristas, a las democracias del mundo. Hoy parecen distraídas: aceptan complacientes (como nuestro actual gobierno y gran parte de la dirigencia política) fortalecer lazos con mandatarios que vulneran derechos humanos esenciales, como son la vida, la libertad y la propiedad. Mantienen presos políticos y sostienen en forma permanente actitudes amenazantes hacia los países democráticos.

Para Churchill la expansión del comunismo era un peligro que había que frenar. Fue él quién advirtió al mundo sobre la expansión del totalitarismo soviético y pronosticó la “cortina de hierro” que sojuzgaría a los habitantes de los países del centro y este de Europa. Se mantuvo durante más de cuatro décadas hasta que el muro de Berlín -siniestro símbolo de ese régimen– fuera derribado en 1989.

Veamos parte del discurso de W. Churchill pronunciado en Fulton después de la guerra que derrotó a otro totalitarismo, el nacional-socialismo. Inspirémonos en aquel gran hombre de estado, para actuar en pos de la unidad y fortaleza del mundo democrático.

Debemos considerar la meta de liberar, de gobiernos autoritarios o totalitarios, a los países que aún siguen encadenados por autócratas para que comiencen a tener como norte: la libertad, la paz y la prosperidad.

“Hoy los Estados Unidos se encuentran en el pináculo de la torre del poder. Es un momento solemne para la Democracia americana. Porque esa primacía de poder está acompañada de una impresionante responsabilidad de futuro. Si miran a su alrededor, no sólo deberán tener el sentimiento del deber cumplido, sino que habrán de sentir el temor de no alcanzar todo lo que se han propuesto… es necesario que el espíritu constante, el propósito inmutable y la gran sencillez en las decisiones guíen y gobiernen en la paz como e la guerra, la conducta de los pueblos que hablan en inglés. En esta obligación debemos demostrar que somos iguales, y creo que lo vamos a hacer.
Tengo una propuesta práctica y concreta que hacer. Se pueden nombrar tribunales y jueces, pero no pueden funcionar sin sheriff ni policías.

La Organización de la Naciones Unidas debe empezar inmediatamente a proveerse de un ejército internacional… propongo que se invite a todas las potencias y a todos los Estados a que deleguen un número determinado de sus escuadrones aéreos para el servicio de la Organización mundial… se podría empezar a escala modesta, para que creciera a medida que lo hiciera la confianza. Querría haber visto que se hacía cuando terminó la Primera Guerra Mundial, y confío de todo corazón que se pueda hacer inmediatamente.
No obstante, sería un error y una imprudencia confiar los conocimientos secretos o la experiencia de la bomba atómica, que hoy comparten los Estados Unidos, Gan Bretaña y Canadá, a la Organización Internacional mientras esta se encuentre en su infancia…

Nadie de ningún país ha dormido peor en su cama porque estos conocimientos, esos métodos y las materias primas que hay que utilizar, en su mayoría se encuentren hoy en manos de los americanos.

No creo que todos nosotros hubiéramos dormido con tanta placidez si la situación hubiese sido la opuesta o si algún estado comunista o neofascista hubiese monopolizado hasta hoy estos temibles recursos. Dios ha querido que no ocurra así y disponemos al menos de un tiempo para respirar y poner la casa en orden antes de enfrentarnos a este peligro; e incluso entonces, si no se ahorran esfuerzos seguiremos poseyendo una superioridad tan formidable que bastará para disuadir de forma efectiva de que los utilicen o amenacen con hacerlo.

… y ahora hablaré del segundo peligro de estos maleantes que amenazan la finca, la casa y a la gente corriente; es decir, la tiranía. No podemos estar ciegos ante el hecho de que las libertades de que goza cada uno de los ciudadanos de todo el Imperio Británico no existen en número considerable de países, algunos de los cuales son grandes potencias. En estos Estados se controla a la gente corriente mediante diferentes tipos de gobiernos policiales que lo abarcan todo…

Hoy, cuando las dificultades son tantas, no es obligación nuestra intervenir a la fuerza en los asuntos internos de los países que no hemos conquistado en la guerra. Pero nunca debemos dejar de proclamar sin miedo los grandes principios de la libertad y los derechos del hombre, que son la herencia común del mundo de habla inglesa que, a través de la Carta Magna, la Carta de Derechos, el Habeas Corpus, el juicio y el jurado, y el derecho Común Inglés, tienen su más famosa expresión en la Declaración de Independencia Americana.

Todo esto significa que las personas de cualquier país tienen derecho, y deberían tener la capacidad reconocida por la Constitución de elegir o cambiar, mediante elecciones libres, sin restricciones y secretas el carácter o la forma de gobierno por el que se rijan; que debe imperar la libertada de expresión y de pensamiento; que los tribunales de justicia, independientes del poder ejecutivo y de cualquier partido apliquen las leyes que hayan recibido el consentimiento amplio de la mayoría o estén consagradas por el tiempo y la costumbre. Ello representa el título de propiedad de la libertad que debe existir en todos los hogares. Ahí está el mensaje que los pueblos americanos e ingles dirigen a la humanidad.

No se podrá evitar la guerra de forma segura ni podrá progresar de forma continuada la Organización Mundial sin lo que he denominado la asociación fraterna de los pueblos de habla inglesa… la asociación fraterna no solo exige el desarrollo de la amistad y la comprensión mutua de nuestros dos sistemas de sociedad, muy amplios, pero similares, sino la continuidad de relación estrecha entre nuestros asesores militares, que conduzca al estudio común de los posibles peligros, la semejanza de las armas y los manuales de instrucción y al intercambio de oficiales y cadetes en los centros de formación.

Una sombra se cierne sobre los escenarios que hasta hoy alumbraba la luz de la victoria de los aliados. Nadie sabe que pretende hacer la Rusia Soviética y su organización Comunista Internacional en el futuro inmediato, ni cuales son los límites si existe alguno, a su tendencia expansiva y proselitista.

Siento una gran admiración y tengo una gran estima al valeroso pueblo ruso y al que fue mi camarada en la guerra, el Mariscal Stalin. En Gran Bretaña (y no dudo que también en Estados Unidos) existe una profunda simpatía y buena voluntad hacia todos los pueblos de Rusia y una disposición a perseverar, a partir de las muchas diferencias y los muchos desaires, en el establecimiento de una amistad duradera.

Comprendemos la necesidad que tiene Rusia de asegurar sus fronteras occidentales para alejar cualquier posibilidad de agresión por parte de los alemanes. Damos la bienvenida a Rusia al lugar que le corresponde entre las principales naciones del mundo. Damos la bienvenida a su bandera e los mares. Y sobre todo nos alegramos de los contactos constantes, frecuentes y cada vez más numerosos entre el pueblo ruso y nuestro propio pueblo de ambos lados del Atlántico.

Sin embargo es mi obligación, porque estoy seguro que desean que les diga las cosas como las veo, exponerles algunos hechos sobre la posición actual de Europa.
Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de hierro. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y Oriental. Varsovia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Belgrado, Bucarest y Sofía, todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética, y todos están sometidos, de una manera u otra, no sólo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú, muy fuertes, y en algunos casos, cada vez más estrictas. Únicamente Atenas es libre de elegir su futro en unas elecciones bajo la supervisión de Ingleses, americanos y franceses. El gobierno polaco, dominado por Rusia, ha sido empujado a hacer incursiones enormes e injustas en Alemania, y hoy se está produciendo la expulsión en masa de millones de alemanes a una escala inimaginable y de extrema gravedad.

Los partidos Comunistas que eran muy reducidos en los Estados Orientales de Europa, han sido situados en lugares preeminentes, se les ha otorgado un poder muy superior a lo que representan y procuran hacerse con un control totalitario en todas partes. Los gobiernos policiales prevalecen en casi todos los casos y, de momento, salvo en Checoslovaquia no existe una autentica democracia.

La seguridad del mundo exige una nueva unidad de Europa, de la que ninguna nación esté excluida de forma permanente. Las guerras de las que hemos sido testigo o las que ocurrieron en tiempos anteriores, nacieron de las disputas entre pueblos a los que unen fuertes vínculos… dos veces Estados Unidos ha tenido que enviar a la guerra al otro lado del Atlántico a varios millones de sus jóvenes; y hoy la guerra puede sorprender a cualquier nación de cualquier lugar entre oriente y Occidente.

No hay duda de que debemos trabajar en la pacificación de toda Europa, dentro de la estructura de Naciones Unidas y de acuerdo con su carta.
…en un gran número de países, lejos de las fronteras rusas y por todo el mundo, se establecen quintas columnas comunistas que trabajan en perfecta Unión y total obediencia a las directrices que reciben del centro comunista.
Pesé que tenía la obligación de mostrar la sombra que, tanto en oriente como en occidente, se cierne sobre el mundo. Era alto ministro en tiempos del Tratado de Versalles y amigo íntimo del Señor Lloyd George, que fue el jefe de la delegación Británica en Versalles. Yo no estaba de acuerdo en muchas cosas que se hicieron, pero tengo muy grabada en la mente aquella situación y me duele tenerla que cotejar con lo que ocurre hoy.
En aquellos días se tenia mucha esperanza y una confianza sin límites en que las guerras se habían terminado y en que la Liga de Naciones sería todopoderosa. En el enfermizo mundo de hoy no veo ni siento la misma confianza, ni siquiera las mismas esperanzas.
Por otro lado, rechazo la idea de que es inevitable una nueva guerra, y mucho más la de que sea inminente. Estoy seguro de que nuestros destinos siguen en nuestras manos… por eso me siento obligado a hablar ahora que tengo la oportunidad de hacerlo. No creo que la Rusia Soviética desee la guerra. Lo que quieren son los frutos de la guerra y la expansión indefinida de su poder y de sus doctrinas. Pero lo que debemos considerar hoy aquí mientras hay tiempo es la prevención permanente de la guerra y el establecimiento de las condiciones de liberad y democracias lo antes posible en todos los países… las dificultades y peligros no desaparecerán porque cerremos los ojos…

Por ‘cuanto he visto de nuestros amigos los rusos durante la guerra, estoy convencido de que nada admiran más que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad especialmente la debilidad militar. Por esta razón la vieja doctrina del equilibrio de poder es perjudicial. Si las naciones occidentales se mantienen juntas en el respeto estricto de la Carta de las Naciones Unidas, su influencia en el fomento de esos principios será inmensa (…)

La última vez vi que se aproximaba todo esto y lo proclamé a mis paisanos y al mundo, pero nadie prestó atención. Hasta 1933 e incluso 1935 se hubiera podido salvar a Alemania del terrible destino en que ha caído y todos nos podríamos haber evitado todas las calamidades que Hitler permitió que cayeran sobre la Humanidad. Nunca en a historia hubo una guerra tan fácil de prevenir mediante una acción oportuna como la guerra que acaba de asolar grandes zonas del globo… pero nadie quiso escuchar, y el terrible torbellino nos engulló a uno después de otro. Es evidente que no debemos permitir que vuelva a ocurrir.

Y esto sólo se puede conseguir si hoy en 1946, alcanzamos un buen acuerdo con Rusia en todas las cuestiones bajo la autoridad general de la Organización de las Naciones Unidas y con el mantenimiento de ese acuerdo a lo largo de muchos años de paz mediante este instrumento mundial apoyado por todas las fuerzas del mundo de habla inglesa y todos los países relacionados con él. Ahí esta la solución que con todo respeto les propongo en esta alocución a la que he dado el título de “Los Pilares de la Paz”.


Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com