La dirigencia sindical y la debilidad del gobierno…


Elena Valero Naráez


Hugo Moyano aprovechó adecuadamente la debilidad de los Kirchner, luego de la derrota del 28 de junio en las urnas. Si bien, el gobierno lo necesita para contener los conflictos laborales que se han agravado por la pésima política kirchnerista, ha debido aceptar un sinfín de presiones que se exacerban ahora que se hace difícil negarse a ellas.

Kirchner pudo, antes de las elecciones, oponerse a que las listas del partido justicialista se llenaran con nombres de sindicalistas, hoy, la situación de debilidad fue aprovechada por las apetencias sin límites del líder camionero.

Logró hacerse dueño de la APE (Administración de Programas Especiales), área que este año cuenta para distribuir a las obras sociales, con más de 900 millones de pesos. Lo hizo forzando la renuncia de Mario Koltan, nombrado como gerente general de la APE por el ministro de Salud, Juan Manzur, solo 48 horas antes.

Moyano tiene en sus manos el control de los fondos para obras sociales, nada menos. La amenaza a Kirchner de apoyar la figura de Duhalde como jefe del partido Justicialista y de exigir aumentos de sueldos exorbitantes logró la respuesta inmediata del Gobierno. El líder de la CGT, le habría dicho a Julio De Vido, tras la renuncia de Graciela Ocaña, que se podía reorganizar el Ministerio de Salud, pero sin tocar la Superintendencia de la que depende la APE.

Pudo, además, colocar al abogado laboralista Mariano Recalde, hijo del jefe de asesores de la CGT, al frente de Aerolíneas Argentinas. También, avanzó en el cierre de la paritaria de camioneros. ¡Todo un éxito!

El Congreso debe reconocer la libertad sindical lo antes posible para comenzar a desmantelar las redes de corrupción que ha provocado dejar de lado el pluralismo sindical reconocido por nuestra constitución.

La presidente ha llamado al diálogo el 9 de julio desde Tucumán y la oposición le pidió que definiera los temas que urgen a los argentinos. Es hora que le pidan hablar de libertad sindical para parar los abusos y la corrupción que impera por obra y gracia del régimen que permite personería gremial a un solo sindicato por rama de actividad.

El dialogo, a pesar de haber sido enunciado varias veces por los Kirchner, no ha existido. Debe ser encarado en el Congreso donde estuvo perdido por varios años. De ése ámbito saldrán las modificaciones a leyes obsoletas que traban el buen funcionamiento de las Instituciones y de la economía. También la erogación de leyes obstructivas.

El Congreso tiene la oportunidad de rehabilitarse. Permitió que los Kirchner concentraran el poder y con ello nos pusieron en sus garras. Fuimos abandonando el interés por la cosa pública y aceptamos que el gobierno decidiera por nosotros.

Vemos en la alianza inestable de Moyano con Kirchner quien utiliza su liderazgo como instrumento de poder y le otorga gravitación dominante, que en las negociaciones, reclaman concesiones recurrentes de la democracia. De esa forma, la debilitan cada vez más.

Los sindicalistas amenazan para forzar concesiones. Además sufrimos la lucha intrasindical manifiesta en presiones encubiertas o manifiestas sobre sus rivales. Los sindicatos mas poderosos: Sanidad, Luz y Fuerza, Comercio, Unión Ferroviaria, estatales, (UPCN) y la UOCRA, (construcción) no quieren ser discriminados y comenzaron la lucha por los millonarios aportes de la APE.

Lo que debiera saber Kirchner si estudia la historia del sindicalismo argentino, es que Moyano tendrá una actitud negociadora en busca de privilegios, tanto del gobierno actual, como de los grupos y sectores que pretenden reemplazarlo en el poder.

Moyano representa la corriente populista y corporativa, representativa de la cultura política que impuso Perón: cree que el sindicalismo debe ser protagonista de todo lo que sucede en el país, que debe tener función política y poder de decisión. Es por eso que luchaba por lugares en las listas de diputados bonaerenses del PJ. Aún cree en la autarquía económica.

El debilitamiento de los partidos por obra de la política kirchnerista aumentó el papel de los sindicatos en la lucha política. Estos adhieren al desprestigio que Perón fomentó sobre los partidos, desde que asumió por primera vez como presidente, en 1946. Las ideas en contra de los partidos las mantuvo hasta su muerte. En diciembre de 1971, aún sostenía en un artículo: "los partidos políticos demoliberales burgueses pertenecen al siglo XIX y han sido superados por la evolución que con el tiempo, ha de hacerlos desaparecer en nuestros países, como ya han desaparecido en muchas partes. La fuerza del peronismo reside en su condición de Movimiento Nacional y no de partido político. Lo moderno y que obedece a las nuevas formas impuestas por la evolución y las modernas necesidades es una ideología, transformada en doctrina, que luego se rodea de una mística con que el hombre suele rodear a todo lo que ama".
Moyano prolonga el pensamiento de Perón. Los sindicatos se han convertido, sin la contención de su líder, en un polo autónomo esencial del conflicto político.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

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