Zapatero y sus zapatos….

¿Será posible un Ajuste en la Argentina?
Cuando las papas quemen ya tendremos un nuevo presidente. El gobierno kirchnerista nos hace transitar por un camino inflacionario. La noticia del decreto que permite un fuertísimo aumento del gasto público, desnuda la intención que el gobierno tuvo cuando se pretendió, en el Congreso, discutir el presupuesto. Con premeditación, pidió a los legisladores oficialistas que no aceptaran cambiar ni una coma. La intención fue que el país quedara sin la ley de leyes para poder dar el golpe que anuncian los diarios: por decreto aumentar a piacere la cifra que permite mucho mayor gasto público.
El año electoral, que se inicia en los próximos días, marca las necesidades del gobierno. Para seguir en el poder debe recurrir a todos los medios disponibles, entre ellos, los resortes que le proporciona el estado y la posibilidad de contar con recursos extraordinarios para hacer frente a los compromisos contraídos y a la campaña electoral.
La pregunta que nos hacemos algunos argentinos es quién se hará cargo de las consecuencias graves que generará dicho gasto, como es el aumento de la inflación.
Gran temor genera la inflación en otros países. Por ejemplo, en EEUU, fue declarada por el ex presidente Ford, el enemigo político numero uno. Llevaba un distintivo en la solapa con la inscripción WIN (Whip Inflation Now) que significa erradiquemos ahora mismo la inflación.
Como la política kirchnerista generó un elevado gasto e ingresos fiscales insuficientes para afrontarlo, el ex presidente Kirchner y su señora han debido recurrir a la impresión de dinero para la compra de dólares y para financiar el Tesoro por lo que se ha generado un índice inflacionario sumamente peligroso y, sin duda, aumentará en el próximo año. La política monetaria que genera elevada inflación soporta no solo los costes que el elevado índice trae sino también las redistribuciones arbitrarias de la riqueza ya que reduce el valor real de las deudas.
El gobierno debiera saber que la elevada inflación media es volátil e incierta por lo que perjudica a todos y sobre todo al inversor porque no pueden hacer el necesario cálculo económico que todo proyecto necesita.
Con seguridad, será al próximo gobierno el que deberá tomar al toro por las astas y hacerse cargo del problema, por ello, los líderes opositores, tendrían que pensar cómo van a resolverlo. Nadie explicita de qué manera se reducirá la inflación. Todos son campeones en enumerar los problemas pero, no dicen como los resolverán y mediante qué medios.
Para reducirla tendrían que hacer reformas fiscales como lo está haciendo España en la actualidad. Entre ellas hay que reducir, en vez de aumentar, el gasto público.
Creo que se debiera imitar a España. Es envidiable la responsabilidad con que han encarado el imprescindible ajuste en ese país. Evidentemente, los problemas del gobierno español no son solamente producto de la crisis sino que también está pagando las consecuencias de políticas socialistas. Pero, es encomiable, que el presidente se haya hecho cargo de los errores y que no haya esperado, como aquí, que los solucione el próximo gobierno. Zapatero, por presión internacional y de la realidad, afronta el costo político que siempre paga el que hace el ajuste consistente en sincerar la economía y realizar las reformas necesarias para que mejore. Va a corregir el curso acelerado del gasto. El presidente pidió un esfuerzo excepcional para reducir el déficit público.
Suprimir ayudas sociales, privatizar aeropuertos, rebajas fiscales a empresas, son medidas que aparecían como impensables en un gobierno socialista. Zapatero, intenta, por todos los medios, calmar a los mercados y detener la crisis financiera.
Se elimina el seguro y el subsidio mensual a los desocupados y se reprivatiza un 30 por ciento la sociedad estatal de Loterías y Apuestas del Estado.
También se reduce la inversión pública en más de 6000 millones de euros y un cinco por ciento, promedio, los salarios, incluyendo un recorte del 15 por ciento a los miembros del gobierno. Por primera vez en España se recortan los sueldos de los empleados públicos. Durante el 2011 permanecerán congelados. El congelamiento también alcanzó a las pensiones y se eliminó la prestación por nacimiento, el llamado cheque bebé de 2500 euros, entre otras innumerables disposiciones de ajuste.
Con la flexibilización laboral se intenta que el desempleo no se convierta en estructural.
El gobierno español pretende inyectar una fuerte dosis de confianza para cambiar la actitud reticente de los inversores y retomar un crecimiento sostenido, vital, para el mejoramiento de la economía española.
Zapatero se mantiene firme con la aplicación del ajuste aunque debe lidiar con las protestas y huelgas generales con las que muestran su rechazo los sindicatos y otros sectores sociales, a la ley laboral. Resisten la congelación de los salarios, al aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años entre otras disposiciones sumamente impopulares.
¿Se animará el futuro presidente argentino a tomar medidas imprescindibles -como lo está haciendo España- para sanear la economía y mejorar el nivel de vida de los argentinos? Me permito dudarlo. Salvo que aparezca un clon del ingeniero Álvaro C. Alsogaray, quien fue el primero en nuestro país, en animarse a explicar, promover, e intentar realizar cambios estructurales como los que están realizando algunos países europeos para superar la crisis y detener la inflación, veo un futuro complicado e incierto.
No quiero pensar en la reacción que tendrán los que actualmente cortan calles y provocan disturbios, casi por deporte, cuando la realidad termine por imponerse en nuestro país, como sucede en España y deba hacerse el ajuste. O, que dirá o hará Moyano, si se recortan los sueldos. Si volvemos a elegir a un presidente populista, que los dioses nos protejan.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino”.Lumiere.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

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¡Gol de Macri!

La foto que mostró la prensa del país donde vimos a los jefes de gabinete de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri, Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, respectivamente, anunciando las medidas para solucionar el conflicto de las tomas de los predios en la Capital, tiene un valor interesante para el análisis del futuro político de Mauricio Macri.
Cuando decimos que es muy difícil predecir el futuro sobre todo en política pensamos en que siempre es probable un cambio que de vuelta la opinión de los sufragantes. La muerte de Kirchner, por ejemplo, ha fortalecido la admiración de una parte de la juventud universitaria que ha descubierto en su figura condiciones de luchador y niño rebelde capaz de enfrentarse al statu quo. Ello beneficia a Cristina Kirchner quien, con la ayuda del grupo que lidera su hijo Máximo, y los resortes que le permite el Estado, dedica esfuerzos en resaltar los atributos del fallecido ex presidente.
La preocupación llegó al Gobierno, cuando se extendió la ocupación de predios. Al principio del conflicto, no solo dejó hacer, sino que incentivó y prohijó los desmanes creyendo que con ello minimizaría la imagen de Macri, candidato potable para hacerle frente en las elecciones del año próximo.
La inagotable prédica populista iniciada por su marido y prolongada por ella, provocaron que la acción directa se hiciera común para pedir lo que no se puede conseguir por medios legales.
Las ocupaciones de predios no solo se perpetraron en la ciudad de Buenos Aires sino que afectaron la tranquilidad de gobernadores de varias provincias. Se convirtieron en el canal de aspiraciones de mucha gente que sufre la falta de vivienda o los altos alquileres que provoca la política inflacionaria del Gobierno.
La gente, a medida que avanzaban las noticias de los medios, notó que la ocupación del predio Indoamericano fue liderada por el militante oficialista, Alejandro Salvatierra, quien, de un día para el otro, cambió su postura: cuando la situación se hizo difícil, no solo para Mauricio Macri sino para el Gobierno Nacional, incentivó a los okupas a que declinaran su actitud. ¿De quién fue la orden?.
Casi no cabe duda que la ocupación del parque fue una operación kirchnerista para desestabilizar al Jefe de Gobierno de la Ciudad. Se agrega a otras zancadillas: le obstruyen las calles maestros y estudiantes, el Colón no funciona por la acción directa de los sindicatos, los barrenderos hacen huelga, le hicieron renunciar a un excelente Ministro de Educación, lo complicaron con acusaciones de espionaje y, por último, otra maniobra, que cómo bien dijo el ex presidente Duhalde y otros dirigentes políticos, no tienen otro sentido que sacarlo del medio.
El Gobierno Nacional es el que debe proteger a la Ciudad de Buenos Aires. Es fácilmente demostrable porque consta en la llamada Ley Cafiero y existen declaraciones de Cristina Kirchner donde lo afirmaba cuando el Gobierno Nacional se negaba a dejar bajo el mando de Mauricio Macri a la Policía Federal. Si se lo hubiera permitido la responsabilidad de garantizar el orden hubiera correspondido al gobierno de la Ciudad.
Macri metió un gol: Cristina Kirchner intentó mostrar la debilidad del Jefe de la Ciudad para solucionar un conflicto que necesitaba de las fuerzas de seguridad que dependen del gobierno para actuar. Le salió el tiro por la culata ya que, gracias a que aún existe prensa libre, se pudo ver claro, no solamente la acción mezquina del Gobierno Nacional, sino como una política populista y autoritaria , para opacar a los opositores con prestigio social, no tiene reparos en poner en jaque la tranquilidad de la República.
En ésta oportunidad Macri actuó muy bien. Pidió conversar con la Presidente para solucionar los conflictos, juntos. Ella no le dio la policía y cuando debían reunirse no lo llamó. Los acontecimientos posteriores los conocemos todos: el Gobierno no tuvo otra opción que acceder al pedido del gobierno de la Ciudad, como lo ilustra la foto anteriormente mencionada.
El único error de Macri fue la frase infeliz sobre la inmigración que, por otro lado, no lo convierte en racista como se intentó hacerlo aparecer en los medios oficiales. Es cierto que no se le hubiera escapado a alguien con más cintura política.
Por otro lado, tal vez, el final de este episodio permita ver en él, al único opositor real al gobierno kirchnerista. No solo lo demuestra la permanente actitud hostil de la presidente hacia su persona sino la contextura de ideas distinta a las del Gobierno. También su forma de gobernar.
No tiene locuacidad, pero se dedica a resolver los problemas de la Ciudad, sin discursos populistas y sobre todo, respetando las leyes. Su modelo es mucho más cercano al que manda la Constitución. Tal vez sea un error, ya que los argentinos aún necesitamos de promesas irrealizables, de líderes que nos prometan lo imposible.
Mauricio Macri ha tenido dificultades enormes por la acción del Gobierno Nacional, el cual se negó a colaborar con su gestión pero, aunque ello le obligó a atrasar algunas de sus metas, hizo mucho más que gobiernos anteriores.
Algunos creen que hubiera tenido menos problemas un gobierno de signo kirchnerista. Es cierto, pero hubiéramos continuado prisioneros de la ineficacia y la corrupción.
El ex presidente Alfonsín se preguntó en varias oportunidades, cuándo los argentinos tendríamos el gobierno que nos merecemos. Creo que siempre los tuvimos. Votamos a dictadores, a gente inepta para gobernar, llevamos a la presidencia, una y otra vez, a líderes que van en contra de lo que necesitamos para mejorar el nivel de vida.
Le pedimos peras al olmo, por ello votamos a quien promete más o nos dejamos llevar por “sentimentalismos” lo que en política muchas veces es letal.
Ante los candidatos opositores, evidentemente, Macri representaría el cambio más radical al modelo kirchnerista. Me pregunto si los argentinos lo desean.
Por otro lado, hoy, aunque su imagen es conocida a nivel nacional, es improbable que pueda ganar en una elección presidencial, salvo que se debilitara la figura de Cristina y Duhalde pudiera armar, con éxito, una coalición con los intendentes del Conurbano, como lo hizo en otra oportunidad, y la pusiera a disposición del actual Jefe de Gobierno. Es solo una conjetura.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino”. Lumiere.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

Política energética: “fané, descangayada….”

La política energética argentina tuvo un pésimo trato, tanto de Néstor Kirchner como de su mujer, la actual presidente, después de haber sido excelente durante la década de los 90 cuando se desregularizó el sector pudiendo los productores privados utilizar el recurso de manera que respondiera a sus intereses de mayor rentabilidad. Las inversiones destinadas a crear la infraestructura necesaria y al abastecimiento energético dejaron de ser responsabilidad directa del estado y quedaron liberadas a la libre iniciativa privada en un marco de libertad económica. Fue un cambio revolucionario luego de una historia que comenzó en la década del 40 donde el estado había ocupado un rol asfixiante salvo en la presidencia del Dr. Frondizi.
Un grupo de ex secretarios de energía como otros expertos en el tema energético están tratando de interesar a políticos y parlamentarios en la necesidad de dar importancia a la política energética. Según sus informes la producción de petróleo y gas ha disminuido de forma alarmante, no se descubren nuevos yacimientos y la explotación de riesgo muestra una parálisis casi total.
Estamos importando gas natural de Bolivia y gas licuado de Venezuela a precios superiores a los que podríamos obtener de la producción domestica. Mientras, no hay proyectos que permitan augurar un posible abastecimiento. Se suma, a las desgracias, la importación de gas oil para poder abastecer nuestro consumo interno.
El sector eléctrico también está padeciendo serias dificultades: su funcionamiento es crítico, capitales nacionales e internacionales, no se interesan en invertir y el gobierno solo se preocupa cuando aparece una urgencia. Agreguemos la insuficiente generación, las limitaciones y la falta de mantenimiento de los sistemas de generación, transporte y distribución a los usuarios.
Se necesita de una exploración petrolera agresiva dentro de la plataforma continental sumergida, como también en las áreas continentales que aun se mantienen en gran medida inexploradas.
La licitación pública debiera ser norma permanente para la renovación de contratos de concesión de petróleo y las contrataciones con auditorías, independientes de todas aquellas obras cuyo destino final sea la provisión de servicios públicos. Es prioritario infundir seguridad a los
inversores y un mecanismo de adjudicaciones de concesiones a través de licitaciones abiertas, transparentes y competitivas. No debieran renovarse contratos de concesión en forma directa y sin puja licitatoria.
Con respecto a la intervención del estado es bueno recordar el sistema americano con respecto al petróleo. No cobra regalías ya que la propiedad es del superficiario quien las cobra aunque queda sujeto al pago de los impuestos a la renta, locales a la venta, y municipales. Las compañías de petróleo, por otro lado, en ese país permanecen libres de la intervención estatal. Durante el gobierno del presidente Menem se permitió que quien extrajera el petróleo pudiera venderlo a quien quisiera. Fue un gran adelanto.
Los subsidios son innecesarios salvo los destinados a sectores de muy bajos ingresos. En EEUU, no se subsidia el consumo y se pagan impuestos para tener un buen servicio.
En resumen: en Argentina, no existen inversiones ante la política energética cortoplacista y obstructiva del gobierno. Mantuvieron las tarifas y precios a niveles bajísimos incentivando el consumo indiscriminado mediante subsidios crecientes al consumo de energía y al transporte. De esta manera se paralizó la inversión de las empresas en la exploración y explotación de los recursos hidrocarburíferos con que cuenta el país, equipamiento, operaciones, y mantenimiento. La consecuencia: no se pudo ampliar la capacidad instalada de un sistema de demanda creciente como el que tiene el sistema energético. Como por lo general sucede con la planificación del estado, dichos subsidios, en muchos casos, han beneficiado a quienes no lo necesitan y perjudicado a sectores de bajos recursos.
Se ha intentado recientemente, mediante el “tarifazo”, un acercamiento al precio real del servicio de gas, medida con que el gobierno intenta morigerar la situación de emergencia. Según los expertos se debe atacar el problema desde todos sus ángulos: políticos, institucionales, legales, técnicos y tarifarios. La política energética debe ser consensuada y mantenida aunque cambien los gobiernos por medio del dialogo realista entre el gobierno y los sectores productivos.
Preocupa la ausencia de interés por la problemática energética no solamente en el gobierno sino en el debate parlamentario y en la oposición. Mientras el gobierno niega los problemas existentes en esta materia estamos acercándonos a una situación crítica. Falta poco para que importemos petróleo, ya importamos gas y combustibles. Hay que alzar la voz para que mejore la institucionalidad del sector, se prioricen las fuentes renovables no contaminantes modificando la matriz energética hoy, dependiente de los hidrocarburos fósiles, por energías alternativas como son la energía nuclear, hidráulica y eólica y la producción de biocombustibles como el bioetanol y el biodiesel.
En los 90 se pudo pactar libremente los precios entre productores y consumidores de gas, petróleo y electricidad. El que obtenía petróleo tenia libre disponibilidad del recurso. Podía venderlo a refinerías, por ejemplo, o exportarlo de acuerdo a lo que indicara el mercado internacional. El mercado libre significó para la Argentina importantísimas inversiones nacionales y extranjeras. Se introdujo la competencia dentro de leyes y decretos marco. Se privatizaron las empresas de servicios y se las llevaron a un marco abierto, desregulado y competitivo y se dio seguridad jurídica a los inversores por medio de leyes como la de inversiones extranjeras que igualaba el capital foráneo con el nacional.. Para instrumentarlo se separó en segmentos la etapa de la producción, el transporte y la distribución para el petróleo y el gas. Abrirles el mercado a los particulares significó tener centrales de energía eléctrica con las más modernas tecnologías. Se invirtieron más de 80 .000 millones de dólares.
Hay que dejar el modelo intervencionista implementado por los Kirchner y volver en materia de energía a las políticas de libre mercado que dieron muy buenos resultados en poco tiempo. Hoy estamos fuera del mundo en materia de precios. Las tarifas y precios deben ser establecidas por el mercado en vez de ser establecidas por el estado. Una vez que mejore la institucionalidad y con libertad económica volverá la confianza necesaria para que se invierta en petróleo, gas, y electricidad. Las empresas, necesitan para subsistir, rentabilidad y que se respeten los contratos. Hoy se suma, al problema de fondo, el incumplimiento de la legislación relacionada al sector y normas complementarias que no responden a dar soluciones. Además, La Secretaría de Energía y los entes reguladores sectoriales no tienen la independencia necesaria para encarar los problemas sin condicionamientos políticos.
El Congreso debe ayudar a revertir la política kirchnerista: los precios y tarifas deben volver a reflejar los costos económicos para que se logre superar el gravísimo problema de la distorsión de los precios relativos. La meta debe ser capitalizar al sector energético. En la próxima década se necesitarán, según manifestaciones de expertos, cerca de 90.000 millones de dólares de inversión para ponernos al día. No podemos seguir haciéndonos los distraídos en este tema si no queremos regresar a las velas, al brasero y a la cocina a leña.
Elena Valero Narváez
evaleronarvaez@hotmail.com. Autora de “El Crepúsculo Argentino”. Lumiere, 2006.

La inflación, ese infierno tan temido….

La inflación se manifiesta través del "aumento generalizado" en los precios de los bienes y servicios. Todos suben ( no algunos sí y otros no) porque se deprecia la moneda local , medio de cambio para las transacciones, frente a tales bienes. De éste modo la gente pierde el poder adquisitivo.

Este fenómeno se origina por causas monetarias: emisión de moneda y expansión del crédito sin la contrapartida del previo ahorro y producción, de bienes y servicios.
Se le suma la actitud de la gente en relación a la mayor o menor demanda de moneda: si con estabilidad y confianza la gente demanda más, con inflación y desconfianza huye del dinero hacia dólares y bienes.

En la época del ex presidente Alfonsín, la emisión monetaria espuria o "sin respaldo”, se producía porque el estado gastaba siempre más de lo que podía recaudar vía impuestos y préstamos. Es decir, se producía un déficit crónico, el cual se financiaba mediante la emisión de moneda sin respaldo determinando el aumento generalizado de los precios (inflación) al volcarse el “excedente” de moneda a la demanda de la misma cantidad de bienes y servicios ofertados en el mercado.
Las preguntas que en la actualidad muchos se formulan son básicamente las siguientes.¿Porqué si en nuestro país no hay déficit de presupuesto, y no es necesario emitir moneda para financiarlo, hay inflación? y ¿porqué habiendo recesión, la inflación sigue siendo alta?
En relación a la primer pregunta la respuesta es: no se está emitiendo moneda para financiar gastos del Tesoro, sin embargo, el Banco Central lo sigue haciendo con otro fin: mantener el llamado tipo de cambio "competitivo".
El mecanismo que se usó es bien conocido. El Banco Central emitía pesos en cantidades importantes para comprar dólares y sostener así el tipo de cambio pero, como esa emisión era elevada, para evitar el desbande inflacionario quitaba simultáneamente del mercado parte de esos pesos en circulación , colocando títulos de deuda (Lebacs , Nobacs etc) ante los bancos.
En síntesis: el Banco Central "esterilizaba" parte (no la totalidad) de esos "excedentes monetarios" pero al mismo tiempo se endeudaba.
Durante los últimos 5 años el nivel de deuda pasó, aproximadamente, de $10.000 millones a $ 53.000 millones, cantidad equivalente a casi el 70% del total de los pesos que el país tiene en circulación. La cantidad de pesos emitidos desde la asunción del presidente Kichner hasta la fecha supera ya el 270%.
Estos datos demuestran, a las claras, la notable expansión monetaria efectuada durante estos últimos años y, que a pesar de la parcial "esterilización " anteriormente señalada, el país sufre un elevado nivel de inflación.
Cabe destacar que a partir del inicio de la recesión, a principios de éste año, 2009, comienza a extenderse la desconfianza entre los agentes económicos, debido a factores de orden político, a la caída de los precios internacionales de nuestro principales productos de exportación y, a la confirmación de las regresivas políticas gubernamentales en el campo económico-financiero.
Se acentúa el proceso de fuga de capitales que venía desarrollándose desde el 2007, y se invierte el manejo monetario por parte del Banco Central en los siguientes términos: hoy, en vez de comprar dólares para sostener el tipo de cambio, el Banco Central debe salir a vender dólares para evitar la suba. De éste modo, quita del mercado pesos en circulación a la vez que disminuye forzosamente la tasa de emisión monetaria. Teóricamente, estaría frenando a la inflación por causas monetarias.
Sin embargo, la inflación, si bien a disminuido su ritmo de crecimiento, sigue siendo muy alta (del orden del 15% ), y la explicación se debe encontrar en la segunda de las razones señaladas al principio referidas a la actitud de la gente frente a la demanda de moneda que quiere mantener .
En las presentes circunstancias que vive el país de desconfianza generalizada cuyas manifestaciones visibles -entre otras- se reflejan en la compra de dólares y fuga de capitales, la gente tiende a conservar menos moneda local en relación a los bienes y servicios que adquiere , es decir demanda menos pesos para "pasarse" al dólar como reserva de valor. Con ello -siguiendo la ley de oferta y demanda - el precio de la moneda baja y su capacidad adquisitiva disminuye frente al precio de tales bienes.
Sumémosle recesión, caída de la producción y oferta de bienes de todo tipo en el mercado, la emisión de pesos -aunque en mucho menor medida- del Banco Central y tendremos los tres factores concurrentes que explican porqué, aún no emitiendo moneda espuria o sea, sin respaldo, se produce "el alza generalizada de los precios”, es decir la tan temida inflación.
Por esta política inflacionaria y recesiva se han reducido las exportaciones, la confianza se ha perdido junto al espíritu de empresa y a las expectativas de futuro favorables al ahorro y a la inversión. El alza del costo de vida ha deteriorado la calidad de vida de los que dependen de un sueldo, aumentó el desempleo y con ello la frustración, la inseguridad y la inestabilidad. Lamentablemente, como el gobierno continúa sin ver la realidad, aparece la posibilidad de una crisis política, y social.
A la inflación se la debe embestir apenas se insinúa, atacando sus causas más profundas, tanto las de orden monetario como las que derivan de la desconfianza que provocan en los agentes económicos políticas incorrectas. En la década del 80 los argentinos sufrimos la hiperinflación y sus nefastas consecuencias. Los Kirchner ¿habrán perdido la memoria?
Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino”Lumiere. 2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

¿Cómo seguirá la película….?

Cuando elegimos siempre lo hacemos dentro de un limitado número de posibilidades. Aunque nuestros deseos pueden ser ilimitados jamás podemos alcanzarlos a todos y cuando optamos en la búsqueda de nuestra felicidad debemos dejar o aplazar varias de nuestras metas.
Analizando la situación política actual, si bien es imposible predecir el futuro, ya no podemos aventurar, como hace unas semanas, que los argentinos, como cualquier ser humano, se solidarizarán con el gobierno que les asegure condiciones que permitan mejorar su calidad de vida. Tampoco, por otra parte, que se opondrán a las políticas que vayan en contra de los intereses generales de la sociedad.
Casi todos los analistas políticos estámos desorientados o arriesgamos hipótesis, de distinto calibre, con respecto al futuro político del gobierno actual, cuya cabeza es Cristina Kirchner. Lo cierto es que si hoy sufragáramos ella triunfaría.
La muerte de Néstor Kirchner la ha catapultado en las encuestas. Una porción de la sociedad que antes era neutral o antikirchnerista hoy apoya a la presidente. No importa aún que la inflación les coma el salario ni las denuncias de corrupción.
¿Cuál podría ser la explicación? Es difícil analizar la realidad pero uno de los motivos principales debemos seguir adjudicándolo a la división de la oposición. Peronistas federales, radicales, macristas, socialistas, la Coalición Cívica y otras fuerzas, no han logrado unirse bajo un liderazgo que permita superar al gobierno kirchnerista. Es, exactamente, lo que ocurre en Venezuela.
Por otra parte, permanece el recuerdo de La Alianza que llevó a De la Rua a la presidencia. Allí experimentamos el desastre que significó una bolsa de gatos en el poder. ¿Es posible lograr una alianza de otras características?
Algunos especulan con algún cambio positivo en la política del gobierno. Si fuera así, con más razón ganaría las elecciones Cristina Kirchner.
De todas maneras, todavía falta mucho. Podríamos tener sorpresas. La muerte de Néstor Kirchner ha mostrado, una vez más, la importancia que tiene el azar en la Historia.
Queda todavía por ver si la presidente es capaz de dominar a su propia tropa. Puede que varios de los antes incondicionales de su marido pretendan tener vuelo propio y es posible que la competencia entre los funcionarios del gobierno traiga problemas en el 2011.
Parece raro que los argentinos, quienes tanto despotricaron por la corrupción imperante en gobiernos anteriores, hoy, acepten la corrupción generalizada de la que dan cuenta, con lujo de detalles, los diarios que no han aceptado la generosidad kirchnerista.
La preocupación aumenta si las encuestas al favorecer al gobierno lo incentivan a cerrar el sistema social global aumentando la desigualdad ante la ley. Si esto ocurriera, la Justicia dejará de protegernos contra la arbitrariedad de individuos, grupos, corporaciones, y del propio gobierno, el cual podría continuar el intento de definir las inevitables desigualdades según su propia vara determinando cada vez más lo que ocurra en nuestras vidas.
Nos queda la esperanza-dicen que es lo último que se pierde- que la presidente muestre la racionalidad y el equilibrio emocional necesario, además de información fidedigna, para adaptar su política a la realidad. También, que la oposición se fortalezca y aparezca un líder en quien se encarnen ideas que se reproduzcan en un programa de gobierno que pueda competir con posibilidades de éxito.
Los argentinos tenemos un deber: respetar y hacer respetar el sistema democrático que permite un sector económico privado, la vigencia de la opinión pública institucionalizada y un sistema de partidos. Son las herramientas que permiten controlar al estado para que no trabe la capacidad innovadora de los argentinos. De ella necesitamos para superar la conflictiva situación que vivimos.
El intento del gobierno de monopolizar los medios de comunicación debiera ser una lucha común de la oposición. Si la meta de reducir la libertad de expresión se logra,
no se podrán criticar las decisiones del gobierno. En ese caso les será imposible, a las minorías, difundir programas alternativos con el fin de convertirse en mayoría.

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino”Lumiere.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com