Obama y Mc Cain asumen el mismo desafío de Frondizi en 1958

Por Ernesto Poblet

Es increíble pero el “imperio” amo del mundo -según vocifera Hugo Chávez- es uno de los países con mayor dependencia energética. Más del 60 % del petróleo que consumen los estadounidenses deben importarlos de su archienemigo venezolano y de los complicados países del Medio Oriente. Uno de los grandes objetivos de los dos candidatos presidenciales en sus programas de gobierno consiste en romper las cadenas y obtener la liberación de los déspotas que los oprimen con precios y maniobras. El “colonialismo” hidrocarburífero ejercido por el dictador del Caribe en alianza con el presidente iraní y otros países de la ex URSS -junto a la corporación OPEP- han terminado por perturbar la economía de la primera potencia mundial. Meses antes del estallido de la crisis por las hipotecas sub-prime los precios de la nafta por galón subían de dos dólares a cuatro en el territorio, es decir, se duplicaban con todas las consecuencias multiplicadoras que ello implica en torno a los más de doscientos millones de vehículos que circulan de costa a costa en los Estados Unidos. La encrucijada conlleva a los dos candidatos a ofrecer soluciones a su electorado. En 1957, en circunstancias parecidas el aspirante presidencial Arturo Frondizi lució como uno de sus objetivos de campaña una fórmula sencilla pero de alcances epopéyicos “petróleo + carne = acero”. Resumía allí la importancia inédita del petróleo reservada hasta entonces tan sólo a oníricos deseos de obtenerlo por la vía estatal “soberana” y alejada de todo realismo funcional.

¿Porqué razón los americanos descuidaron su fundacional industria de los hidrocarburos y se sometieron a la importación...? La declinación de sus trabajos exploratorios se ha debido también a preceptos en algunos casos ideológicos. En su respeto sagrado por el federalismo la administración con sede en la Casa Blanca jamás incursionaría en la competencia de los cincuenta estados de la Unión. Los trabajos e incluso descubrimientos en California, en los Montes Rocallosos, en la costa Este, en la parte del Golfo de México y en el mar, los gobiernos estaduales no insistieron ante los reclamos ambientalistas o simples oposiciones fundadas de sectores políticos. Apareció en escena Sarah Palin (candidata a vicepresidenta de Mc Cain) ofreciendo perforar en la reserva natural de Alaska conocida por la sigla en inglés ANWR (Arctic National Wildlife Refuge). Mc Cain se ha volcado a las exploraciones en el mar y aún no se ha expedido por las inquietudes de su compañera de fórmula. Obama por su parte se ha explayado por romper la dependencia poniendo el acento en las soluciones alternativas. Los proyectos importantes se orientan hacia el gas atrapado en grandes yacimientos de carbón, arcillas gasíferas y areniscas de baja porosidad. La producción declinante se está revirtiendo con este gas no convencional, en 2007 subió en un 4,3 % en la tierra y en el mar.

La Argentina de 1958 importaba el 70 % del petróleo que se consumía en el país. Hasta ese momento no habían llegado las inversiones en industrias y servicios que llegó a implementar en tiempos récords el presidente desarrollista. Superar el drenaje de los 300 millones de dólares anuales gastados en la importación para abastecer a las nuevas actividades lanzadas en el país no era política factible. La convocatoria audaz a las inversiones de capital privado y una paralela asistencia financiera dio un resultado positivo e inmediato. En meses se encontraban nuevas reservas y se aumentaba la producción. El autoabastecimiento de hidrocarburos llegó para quedarse y ser respetado por los variopintos gobiernos que sufrió el país. Desde el congelamiento de tarifas impulsado por los presidentes Duhalde y Kirchner la Argentina volvió a ser “dependiente” de la importación de hidrocarburos. No resulta posible ahora intentar la llegada de capitales y financiamiento. Las actitudes insistentes de los Kirchner con el protagonismo de la antifuncional e insolvente Enarsa, la inseguridad jurídica, los incumplimientos contractuales, la prepotencia sindical, la violencia impulsada desde el gobierno, la carencia de un arbitraje eficaz y la justicia sometida al Poder Ejecutivo matrimonial nos aleja de toda posibilidad de inversión y asistencia financiera.

Frondizi no perdió tiempo. Prevenía a los jóvenes que lo acompañábamos. “ Nos van a volver locos con los prejuicios ideológicos, no sólo por la presunta y absurda teoría de la entrega del patrimonio nacional. Ignoran que el petróleo que no se extrae vale cero en las oscuridades del yacimiento. ¿De qué patrimonio me hablan entonces...?. Pero lo peor, nos van a criticar con el pretexto de la corrupción. Necesito al frente de YPF hombres absolutamente honestos y austeros para que firmen y ejecuten los contratos. Que lo sean y también lo parezcan, como la mujer del César...”

Convocó como Delegado Personal del Presidente al Dr. en Química Arturo Sábato, quien asombró por su ejecutividad y eficientes resultados. Lo veíamos lucirse en discusiones contractuales hasta altas horas de la madrugada. Las tratativas siempre se realizaron en ambientes transparentes de abundante asistencia institucional, técnica, jurídica y de contralor. La presidencia de YPF la confió a un médico filántropo de Concepción del Uruguay. El Dr. Juan José Bruno siempre fue reconocido por sus cualidades morales y austeras al mismo tiempo de ejercer la alta política con relevantes dotes. La carga de la histeria combativa contra esta política audaz, inteligente e innovadora recayó sobre el principal colaborador del presidente. El señor Rogelio Frigerio fue víctima de las diatribas y difamaciones más escandalosas originadas en su adolescencia marxista y el síndrome absurdo y envidioso que sufren los empresarios de éxito en nuestro despistado país. Su intelecto, ejecutividad y creatividad sigue recordándoselo por lo asombroso. Heroicamente enfrentó las ofensas desmesuradas de la tilinguería reinante

Obama y Mc Cain, cualquiera de los dos que asuman la presidencia de los Estados Unidos bajo las actuales condiciones de crisis, lo harán bajo la protección de sus sólidas garantías institucionales. No sufrirán los planteos militares que padeció Frondizi, sabrán dialogar con todos los sectores, la honestidad allá es la regla y la corrupción seguirá siendo de humana excepcionalidad.

El autor fue secretario de la presidencia de YPF en épocas de Frondizi y abogado de esa empresa estatal.