¿Podrá ser Cristina un buen piloto de tormenta?

Elena Valero Narváez

¿Cual será la actitud del gobierno ante la crisis que según los analistas nos afectará irremediablemente?

Preocupa saber que hasta ahora, los Kirchner, cuando toman decisiones no se preocupan por las consecuencias, no las analizan críticamente.

En la vida diaria, como en la política para alcanzar cualquier meta, es necesario estar atentos frente a los errores que pueden aparecer como resultado de nuestras acciones. Por mas bien que actuemos, y por más información que tengamos la mayoría de las veces producimos efectos no queridos que responden a errores no previstos.

Al gobierno le cuesta la actitud crítica. Es por eso que no ha podido resolver los problemas provocados por una dirección autoritaria que no le permite ver y aprender de sus faltas. Con sus respuestas dogmáticas la presidente parece no entender que los programas políticos son solo teorías y por lo tanto siempre inseguros. Se necesita contrastarlos con la realidad y corregirlos o desecharlos si no se corresponden con ella.

Por omnipotencia, tanto Néstor como Cristina Kirchner no percibían que muchas de sus acciones los llevaría ante la Justicia una vez que la taba les dejara de caer del lado de la suerte.

Parece que ya se han dado cuenta: el ex presidente busca obtener una banca en el Congreso, lo cual le permitirá, según las malas lenguas, conseguir fueros parlamentarios para ampararse del cargo de presunto enriquecimiento ilícito, entre otras acusaciones por corrupción.

La arrogancia les deja pocos amigos a los Kirchner: agricultores, ganaderos, empresarios, militares, piqueteros, gobernadores, periodistas, se suman a la larga lista de personas distanciadas del gobierno.

La realidad se le va imponiendo al matrimonio. No solamente desestimaron las críticas que en manifestación multitudinaria los ciudadanos le hicieron a sus políticas, sino que se resistieron a recibir a quienes necesitaban explicar los efectos perniciosos que éstas tenían sobre amplios sectores del país.

Cuando tuvimos una situación internacional ampliamente favorable se cerró la economía con medidas que provocaron falta de información a los mercados y ahogaron al sector más productivo, el que les permitió subsidiar a algunos sectores desmesuradamente, como lo exige el modelo.

Con el auge económico que permitió el exorbitante precio de los commodities, el estado fue el único y arbitrario especulador: intervino en su provecho en los mercados. Pero, se olvidó de ahorrar lo suficiente cuando el viento soplaba de cola. Chile, en cambio, tiene un superávit del 5 % por lo cual está en mejores condiciones para encarar los problemas que se avecinan.

Hay que ser un estadista para no dejarse llevar por la tentación y gastar demás. En momentos de auge económico, el político que hable de enfriar la economía no resulta simpático ni atrae a los votantes. Lo sabe Cristina.

Los ministros de economía de todo el mundo, reunidos con el Fondo Monetario Internacional, dieron el apoyo al plan de acción contra la crisis financiera del Grupo de los 7 países mas desarrollados. Es un ejemplo a imitar, demuestra que es necesaria la consulta, y trabajar mancomunadamente cuando una crisis de semejante intensidad afecta al Mundo.

No solamente los países más desarrollados sino también los emergentes deben coordinar acciones conjuntas para salir lo más rápidamente posible de una situación tan compleja.

Nosotros no tendremos quien nos financie, necesitaremos arreglarnos con nuestros propios recursos por lo cual es improbable la reducción de la carga impositiva.

El Fondo Monetario Internacional, tan denostado por los Kirchner, está diseñando mecanismos para que no se repita la actual crisis y se prepara para prestar a los países que lo necesiten. ¿Pedirá ayuda nuestro gobierno?

Es lamentable que nuestro país no sea considerado como Brasil, Chile, Colombia y Uruguay a la hora de buscar soluciones que eviten un colapso como el que se dio en los años 30. Hay que subrayar que las medidas intervencionistas que se están tomando en Europa y EEUU para morigerar los efectos de la crisis, están dirigidos a evitar las consecuencias y la repetición de los mismos errores y no a destruir al sector privado como se ha hecho en Argentina.

¿Cómo enfrentará la crisis nuestra presidente? Si acepta la realidad deberá hacer cambios pero, con una situación interna y externa desfavorable. Hacer ajustes en un país que se verá afectado en su economía, con disminución de recursos fiscales, y un próximo año electoral presagia un futuro incierto.

Además hay otras cosas que le complican el entorno a Cristina: la candidatura de su marido a la secretaría de la UNASUR, es resistida por Colombia y Uruguay. Al bloqueo del paso fronterizo de Fray Bentos que limita el intercambio entre argentinos y uruguayos, aceptado irresponsablemente por el gobierno aunque se haya comprobado que la empresa Botnia no contamina, se le suma la amistad de Néstor Kirchner con el presidente de Venezuela y el accionar conjunto para molestar al presidente Uribe, cuando se intentaba rescatar a Ingrid Betancourt.

Es probable que los mandatarios de esos países se resistan a aceptar en ese cargo a una persona que se caracteriza por la falta de diálogo y por reacciones extemporáneas.

La oposición pide a la presidente que deje de lado las relaciones conflictivas y se dedique a lograr la unidad necesaria que el país necesita para enfrentar los problemas que se avecinan y que afectarán la economía real porque se verán perturbadas las exportaciones, ya disminuidas con anterioridad a esta crisis, por las políticas gubernamentales.

Cristina debería comprender que necesitamos exportar salvo que piense que las reservas se multiplicarán por arte de magia o por mero deseo.
Tal vez reunirse con la Mesa de Enlace y con políticos de la oposición en actitud conciliadora, para escuchar propuestas y pedirles unidad ante la crisis sería un buen comienzo.

Los argentinos necesitamos tener confianza en quienes nos gobiernan. No lo lograrán quienes dejen de respetar las instituciones, dar un paso en ese sentido sería fundamental para comenzar a limar las diferencias. En tiempos de crisis la situación mejora cuando quienes gobiernan dan, con sus acciones, la seguridad necesaria para que la gente crea en ellos.

Restablecer la confianza es prioritario y la transparencia de los actos de gobierno es condición necesaria para superar los problemas que se añadirán a los que ya tenemos los argentinos.

Elena Valero Narváez (Autora de “El Crepúsculo Argentino” LUMIERE, 2006)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente Nota!!!
Lisandro Plate

Anónimo dijo...

Gracias Lisandro!!!Intentaré mejorar para merecer otra de tus felicitaciones!!Elena