La jubilación no tiene ni debe ser un negocio

Elena Valero Narváez
www.notiar.com.ar

En la ciudad de Mar del Plata, en tren de fustigar al sistema de capitalización, Cristina Kirchner escribió en una nota para el diario La Capital: “la jubilación no puede ni debe ser un negocio”. Esta frase demuestra que el problema de los males argentinos es cultural. La gente que ahorra debería esperar invertir bien su dinero, hacer un buen negocio, lo contrarió es ir contra el interés que tiene toda persona de mejorar su calidad de vida o la de su familia.

Se confundió Cristina: lo que debió decir es que los ahorros de los jubilados son siempre una tentación para el estado. Cuando un gobierno tiene déficit busca afanosamente a los que ahorran. ¡Allí está el tesoro! Lo demuestra las veces que en La Argentina se estafó a los jubilados. El actual gobierno ni siquiera se preocupa por lo que manda La Constitución: la movilidad jubilatoria. Sin embargo asegura que el estado defiende y cuida las jubilaciones y pensiones mejor que el sistema privado.
¿Serán nuestros diputados los abogados que necesitamos para salvaguardarnos del atropello al sistema previsional privado? O, el problema es cultural, como lo manifiesta la frase de la presidente?
El diario Ámbito Financiero ha publicado un cuadro donde se enumera los países que cuentan con este sistema: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay, Brasil, Honduras, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Rusia, Hungría, Kazajstán, Letonia, Lituania, Macedonia, Nigeria, Polonia, Rumania, España, Ucrania, y ya está avanzando en 10 países como , India, Serbia y Filipinas.
La experiencia chilena es importante por lo cercana y exitosa. Ante la crisis internacional Chile no estatiza aunque disminuyó, por la situación internacional, la rentabilidad del sistema de Administradoras de Ahorros que existe desde 1981 y que fue modelo de Argentina.
Lo que nos diferencia de Chile es que en ese país funcionan las instituciones, por eso los aportantes se sienten seguros, tienen confianza y aceptan que la rentabilidad, por la crisis, haya disminuido. Las AFP son las más importantes inversionistas del país vecino y le han demostrado a los chilenos que pueden confiar allí sus ahorros mejor que en el Estado.
Hugo Yasky, titular de la CTA, como Cristina, se expresó a favor de la exacción del gobierno porque, dijo, “la jubilación debe dejar de ser una actividad lucrativa”
Según los expertos en el tema, los gastos que le insumen al estado las jubilaciones, lo obligan a recortarlos en otras áreas o elevar los impuestos. Esto puede mejorarse con la jubilación privada ya que el gasto lo asumen los trabajadores pagando sus propias pensiones en lugar de dejarlo en manos de las futuras generaciones.
Otro de los problemas que morigera el sistema de capitalización, es el que emerge al elevarse en las sociedades capitalistas el promedio de vida, pues conlleva a que sea cada vez más difícil aumentar adecuadamente las pensiones, si no se jubila a edades más avanzadas. El sistema privado es adecuado para compensar los bajos aportes del sistema público.
Dinamarca nos da un buen ejemplo: la jubilación pública cuenta con una pensión aceptable, y la mayoría, cerca del 95%, sin coacción por parte del gobierno, ha invertido en planes privados de pensiones. Además el 60 % aproximadamente de la población, entre 55 y 64 años, trabaja. Tiene un sistema de pensiones que satisface a todos los dinamarqueses.
Mientras no prospere la base ideológica que defienda ideas privatistas y aleje de los sindicatos, los partidos y el gobierno la idea de que el hombre debe estar incrustado en el estado, no habrá el consenso necesario para ganar la batalla en el Congreso.
La idea de Cristina es también la de buena parte de la sociedad que cree en la protección del estado, se siente segura si éste le dice que hacer con sus ahorros y su vida.
Esto lo saben los políticos y no son pocos los que aún sabiendo que el sistema de reparto no beneficia, por temor a las consecuencias electorales que le pueden acarrear decirlo, lo defienden o son muy tibios en patrocinar que la gente pueda optar.
Es curioso que la mayoría de los que se quedaron en las AFJP sean los que tienen más recursos. Evidentemente, son los que mejor saben donde colocar sus ahorros.
La solución que contentaría a todos es volver atrás: seguir con un sistema jubilatorio mixto como el que teníamos hasta hace unos días así los ahorristas pueden continuar decidiendo libremente como en todo sistema democrático.
Cristina con la violación de la propiedad privada, no promueve el ahorro. Los argentinos volvemos, coaccionados por el estado, a permitir que las pensiones no sean prudentemente invertidas ni eficientemente administradas como más de 50 años de la historia argentina lo demuestra.
En los diarios del viernes leí, con asombro, que ante la medida de un juez norteamericano de bloquear fondos de AFIP para que el Estado argentino no los use pues los reclama un fondo institucional de ése país por títulos de deuda soberana, nuestro gobierno le pide a las AFJP que se defiendan. Doña Cristina hace el desaguisado y le demanda a los perjudicados que tomen cartas en el delicado asunto que su irresponsabilidad provoca.
Si los diputados que votamos para que nos representen no ganan la batalla en el Congreso, demostrarán que piensan como Cristina: la jubilación no tiene ni debe ser un negocio. Yo agrego, el negocio es para el gobierno de turno: 30. 000 millones de dólares es lo que se engullirá el estado argentino al estatizar las AFJP.
Mientras tanto el aumento del riesgo país nos anuncia como se extiende a la par la incertidumbre. Ahora sí, nos podemos preguntar: ¿Adonde vamos a parar?
(Autora de “El Crepúsculo Argentino”. LUMIERE.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

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