Vivir con miedo….

Elena Valero Narváez

Desbaratan una banda que robaba en salideras bancarias. Brutal asalto a un empresario: le dieron cuchillazos y lo balearon en una pierna delante de su ex esposa y sus hijos. Un taxista fue baleado por un menor: está grave. Hallan drogas y armas al allanar una villa. Liberaron a un chico que fue secuestrado en Haedo. Motoqueros roban en la ciudad de Buenos Aires. Un vecino baleó a un ladrón en Beccar. Estos son algunos de los titulares referidos a la desprotección en que viven los argentinos. Detrás de cada noticia hay una historia que conmueve y que deja marcados para siempre a quienes las sufren.
La muerte del gendarme Roberto Centeno, por ejemplo, ha dejado sin padre a dos chicos de pocos años, su mujer deberá criarlos sin el compañero que había elegido para construir una familia. El asesinato a sangre fría se llevó a cabo en Fuerte Apache en uno de los puestos de vigilancia creados para brindar seguridad a un vecindario que vive entre más de 30 bandas de delincuentes, muchos menores de edad. Hay desguazaderos de autos robados, y es uno de los lugares donde narcotraficantes y criminales encuentran refugio. El gran futbolista Carlos Tévez oriundo de Fuerte Apache, desde Inglaterra, donde reside, comentó a periodistas de “La Nación” que en el barrio antes se robaba para comer y ahora para comprar droga. Según lo que relataron los vecinos desde hace varios años los chicos se pasean armados por las calles y ven como normal que se tiroteen entre bandas los fines de semana.
Los asesinatos vinculados con narcotraficantes nos despertó del sopor en que vivíamos los desprevenidos argentinos: creíamos que eso sucedía en otros países.
Entre el 12 de junio y el 20 de julio tres personas fueron asesinadas en San Isidro y se le agregó hace unos días el robo y la muerte del ingeniero Barrenechea por maleantes que ingresaron a su casa. Una de las bandas que tuvieron en jaque a esa zona era liderada por una mujer embarazada y otras por menores.
En Beccar, zona norte, un señor disparó en su casa a delincuentes que maniataron a toda la familia mientras robaban tranquilamente. Uno de ellos fue herido. La casa del señor que se defendió con un arma esta vigilada constantemente por temor a represalias de los ladrones prófugos. Tal vez decida mudarse.
La adormecidas instituciones no responden a los reclamos de la ciudadanía que desea por sobre todas las cosas que se respeten las leyes. Sordos están jueces, fiscales, diputados, senadores, gobernadores, intendentes, casi todos los que responden al gobierno kirchnerista.
Pero la gente se cansó: la hemos visto en San Isidro, en una manifestación de miles de personas que se acercaron desde diferentes puntos de la provincia de Buenos Aires para quejarse y llorar juntos por muertes, asaltos, robos y violaciones, perpetrados por delincuentes en muchos casos menores de edad. Generalmente están drogados y no vacilan: cometen delitos aberrantes.
Cristina, nuestra presidente, se decidió luego del acto en San Isidro a criticar a los jueces que liberan detenidos irresponsablemente y se expresó a favor de leyes mas duras. También Néstor Kirchner criticó a los jueces. La pareja, otra vez endilga la responsabilidad de los problemas a otros. Se olvidan que se dedicaron a obstruir la acción de la justicia dominando al Consejo de la Magistratura para tener jueces a su medida.
El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, reaccionó: anunció una reforma judicial que limitará las excarcelaciones y construirá tribunales unipersonales a la vez que dividirá en cuatro zonas policiales a la provincia, cada una con un jefe responsable y el conurbano, en tres. Anunció la limitación de las facultades de los jueces para excarcelar y morigerar penas.
Prometió, además, aumentar la seguridad a los pasajeros de los trenes que transitan por el conurbano, entre otras medidas.
En las últimas elecciones todos los candidatos se comprometieron a disminuir la inseguridad, recién ahora cuando la ciudadanía salió a la calle cansada de la inercia gubernamental, se empieza a pensar en tomar decisiones. Esperemos que no sea un amague más: son demasiados los sinsabores que soportamos por el mal gobierno. Estamos impacientes. La improvisación con que se quiere dar solución a los problemas que hoy nos desbordan, demuestra que no hubo interés en el tema ni proyectos adecuados. Poco y nada es lo que se ha hecho para combatir la ola de delitos que mantiene asustada a la comunidad.
¿Tenemos los ciudadanos que vivir angustiados, con temor de salir a la calle, o dormir con un arma debajo de la almohada para evitar que nos asalten, secuestren, maten o roben?
¿Debemos hacer justicia con la propia mano o se reforzará a las fuerzas de seguridad encargadas de protegernos y se les ofrecerá sueldos dignos y premios por dedicación al trabajo?
¿Continuará la ola de violencia que enluta diariamente a los hogares argentinos ?
No pretendemos recetas mágicas ni alcanza con enviar a un asesino o violador a la cárcel, esperamos soluciones integrales.
Precisamos gobiernos con decisión política para que todas las instituciones se pongan al servicio de la lucha contra el narcotráfico. Este flagelo social, promueve el consumo de drogas y exacerba la violencia.
El lavado de dinero, otro de los delitos ligados al tráfico de drogas, debe ser controlado por las autoridades hasta ahora ausentes sin aviso.
Necesitamos la experiencia de países que se caracterizan por el coraje del gobierno nacional y con tecnología para prevenir las adicciones, combatir la droga y la delincuencia en general.
No aceptamos la excusa de que no hay cárceles e institutos de menores donde alojar a los que delinquen. Hay cuarteles u otros edificios del estado que podrían reformarse y adecuarse para recibir a los que son peligrosos para la vida en sociedad. Estos no deben entrar por una puerta y salir por la otra. Tienen que ser castigados y debería tratarse de que una vez recobrada la libertad, salgan convertidos en personas útiles para la sociedad.
Nunca podremos acabar con la violencia, meta imposible de alcanzar, pero sí disminuirla con controles eficientes y estrategias concertadas que eviten que se eludan las reglas de conducta que nos permiten una convivencia civilizada. Cuando el control social es débil las personas por lo general intentan pasar por encima de las normas. Estas implican premios y castigos si es que queremos vivir en sociedad. Se debe castigar a todo el que altere el orden indispensable para vivir en paz.
En una sociedad de alta complejidad como es la nuestra es inevitable redefinir, reajustar el marco normativo y eso conlleva un costo social y psicológico inevitable pero de ello depende el mejoramiento de las interacciones sociales, el progreso de la sociedad.
La política exterior es fundamental para conseguir la cooperación de países con medios para ayudarnos a mejorar el sistema de seguridad y, también, para lograr inversiones que provean de trabajo a tanta gente joven dedicada al delito cómo sucede en Fuerte Apache.
En Colombia, desde que gobierna el presidente Uribe, la sociedad aceptó un impuesto extraordinario destinado a mejorar la defensa nacional perturbada por el terrorismo y el narcotráfico. En nuestro país con gobernantes honestos aceptaríamos una medida similar si fuera en pos de mejorar la seguridad de los ciudadanos.
Las consecuencias de la corrupción de este gobierno, la debilidad institucional y la falta de garantías para generar riqueza, son gérmenes que obstruyen los planes de los que pretenden reducir la violencia.
Por último, la cooperación de gobernantes y gobernados es indispensable en la lucha por disminuir la inseguridad si no queremos volver a la ley de la selva.
El cumplimiento del marco normativo en una sociedad democrática debiera estar basado más en la responsabilidad ciudadana que en la coerción. Para ello es necesario que socialicemos a los niños en la aceptación responsable de las normas. Los maestros tienen un rol indispensable en la formación de un buen ciudadano. Y en cuanto a los mayores deberíamos resocializarnos para adaptarnos a reglas que mejoren la indispensable convivencia social.

Elena Valero Narváez (Autora de “El Crepúsculo Argentino”. Ed. Lumiere.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

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