“Se acabó la joda…”


Elena Valero Naráez


"Se acabó la joda” dijo, hace unos días, cuando asumió su gestión el titular de la UIA, Héctor Méndez. Marca el cambio de orientación que tendrá la dirección de la entidad y la división ideológica que existe en su seno entre los empresarios ligados a los beneficios del Estado y los que desean ser protagonistas en el mercado mundial.
A los primeros, criticó Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Auto Argentina y flamante vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), desde el foro de la Fundación Libertad, en Rosario: "La idea de vivir con lo nuestro lo único que trajo fue pobreza y nos alejó cada vez más del mundo, por lo que es hora de pensar, de una vez por todas, en ser un país desarrollado" .
Criticó las medidas proteccionistas adoptadas por el gobierno y expresó que "el vivir con lo nuestro, lo único que trajo fue pobreza".
Con énfasis, comentó frente al auditorio, la necesidad de las empresas de “operar y trabajar con tranquilidad” frente a la vuelta de los Kirchner a políticas que traban las importaciones de productos tan básicos como son los tornillos y las tuercas.
El gobierno sigue obstaculizando el comercio libre trabándolo con medidas proteccionistas. Defiende junto a algunos empresarios, la compra de bienes caros pero, producidos en el país. Se prioriza la idea nacionalista de sacrificar al consumidor en pos de vivir con lo nuestro.
Rattazzi, sin pelos en la lengua, se expresó en contra del cierre de los mercados porque de esa manera, dijo, se perjudica la industria. También se mostró preocupado por los índices reales de inflación: "A cualquier industrial le conviene el cambio más alto posible, pero debe ser compatible con una situación macro en la cual hay que también llegar a reducir la inflación a cero"
Confirmó que la entidad fabril cambiará la orientación de la conducción, estará más cerca de la mesa de enlace agropecuaria y de la AEA (Asociación de Empresarios Argentinos). Tendrá una mayor relación con la industria privada. Garantizó que a partir de ahora “"se hablará más de competitividad, de eficiencia y desarrollo y menos de vivir de prebendas”
Tiene razón Rattazzi, el Estado debe asegurar el funcionamiento de las empresas: para ello tiene que respetar la propiedad privada, dar seguridad jurídica y ser garante de la actividad económica de cada una.
Las industrias necesitan crecer y acumular el capital necesario para invertir en tecnología, parte esencial de la economía de un país moderno. Implica cambio social, cultural y reduce la miseria.
Las empresas que viven de subsidios y prebendas, tal como sucede con las empresas del Estado, se niegan al progreso que esta indudablemente ligado a la ciencia y a la incorporación de tecnología. La burocracia aporta trabajadores demás para atraer votos y no despide por el costo político que ello acarrea.
Las medidas de la gestión kirchnerista, por su base ideológica nacionalista y proteccionista, significan mayores costos para las empresas y reducen la competitividad. No se han tenido en cuenta, antes de decidirse a implantarlas, las consecuencias económicas que iban a traer, su influencia negativa en la competitividad internacional.
Cuando las empresas no pueden salir al mundo a competir, por la rigidez de la política económica planificada desde el estado, tienen que cerrar sus puertas o vivir miserablemente de él. El desempleo es la consecuencia lógica de pretender vivir “con lo nuestro”.
La protección del Estado, más allá de la que salvaguarda el cumplimiento de las normas que rigen el mercado, lo reduce, y perjudica a la gente común, no a los que tienen más fortuna, porque el capitalismo nace y se desarrolla, principalmente, de la oferta hacia los sectores con menos recursos.
Sin la expansión de los mercados será imposible crear la riqueza necesaria para superar la crisis que sufrimos por la política de éste gobierno, destinada a desvalijar a quienes producen y a dilapidar lo que obtienen por coacción, en aras de conseguir mantenerse el poder.
Algunos empresarios argentinos se han dado cuenta que el gobierno actual no tiene receta alguna para paliar los efectos de la crisis económica y no lo ven dispuesto a respetar la institucionalidad, indispensable, para el funcionamiento normal de la economía.
Sin seguridad jurídica no tendremos inversiones. Las normas deben ser respetadas y previsibles o no habrá empresa que funcione y por lo tanto aumentará el desempleo.
Es por eso que escuchamos con esperanza, la saludable noticia: la nueva conducción de la UIA, se dirige a luchar por un modelo de libre mercado, donde la competencia entre empresarios, en vez del Estado, sea quién diga qué, cómo y cuánto producir y dónde el precio no lo invente un funcionario sino el juego de la oferta y la demanda. Por el bien de los argentinos ¡que así sea!

Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino.Lumiere,2006.)
evaleronarvaez@hotmail.com

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